El Liverpool baja al Real Madrid de la nube

Por Álvaro Heralta3 min

La Iglesia católica tiene a la soberbia como un pecado capital. Es más, considera que destruye la vida de gracia y condena a todo aquel que la profese. El fútbol, pese a que muchos lo consideren como algo divino, poco tiene que ver con la religión. Sin embargo, también castiga a aquel que cree poder ganar un encuentro antes de haber jugado éste. A lo largo de la semana, desde Madrid no se paró de hablar del miedo que tenía el Barcelona ante la última racha de resultados tanto de blaugranas como de madrileños. Incluso, Vicente Boluda, presidente de los capitalinos, llegó a afirmar que los locales iban a golear al Liverpool y que la vuelta en Anfield iba a ser un chorreo. Los de Concha Espina, por ello, tenían en el partido de los octavos de final el mejor escenario posible –el Santiago Bernabéu- y rival –Liverpool- para demostrar a la Europa futbolística su renacimiento como equipo temible. Sin embargo los blancos cayeron en los errores de antaño y un tanto de Yossi Benayoun les bajó de un plumazo de la nube en la que se encontraban. Juande Ramos y Rafa Benítez, hoy en día, están considerados como dos de los mejores estrategas del viejo continente y los primeros minutos del choque así lo demostraron. El rigor táctico imperó sobre el terreno de juego. Las dos escuadras estuvieron muy bien situadas, con las líneas muy juntas y dando la sensación de tener al rival muy estudiado. Pese a ello, conforme fue pasando el tiempo, los visitantes se quitaron un poco el corsé y comenzaron a generar peligro sobre la meta defendida por Iker Casillas. El primer aviso lo dio Fernando Torres mediado el primer tiempo, cuando se plantó solo contra Casillas. Sin embargo, los brillantes reflejos del carcerbero evitaron que los reds inauguraran el electrónico. El Madrid intentó reaccionar, pero el conjunto británico se mostró muy sólido en defensa. Además, Javier Mascherano resultó un muro francamente infranqueable en el medio al realizar un encuentro casi perfecto con un montón de ayudas a la zaga. Antes de llegar al descanso, Xabi Alonso dio un gran susto a los locales. El vasco vio un pelín adelantado a Casillas y se atrevió a sorprenderle con un disparo desde más allá del medio del campo, que el mostoleño desvió con apuros a saque de esquina. En la segunda mitad, los derroteros siguieron por el mismo lado que en el primero. El choque siguió moviéndose bajo la tela de araña que habían tejido los ingleses y, por ello, Ramos intentó cambiar la suerte de los de Concha Espina con la salida de Jose María Gutierrez, Guti. El objetivo era poner algo de luz y clarividencia a un equipo realmente atascado. Los españoles creyeron en sus posibilidades, sobre todo, cuando vieron que Torres se tenía que retirar lesionado. Aunque ni con esas mejoró el Real, que tuvo en los latigazos de Arjen Robben su arma más peligrosa. Aun así, el holandés tampoco se mostró muy participativo, ya que estuvo muy marcado en todo momento por la defensa rival. Conforme fue avanzando este periodo los blancos se mostraban cada vez más impotentes y su adversario más cómodo sobre el campo pese a tener a sus principales figuras, Steven Gerrard y Torres, en el banquillo. Finalmente, lo que era un mal resultado para el Real Madrid se convirtió en desastroso. En el minuto 82, en el mismo en el que el Liverpool anotó el gol que le dio la Copa de Europa en el 81 en la final contra los de Chamartín, Benayoun cabeceó a la red, libre de marca, una falta votada por Fabio Aurelio. Así pues los de Mersisyde se llevan un importantísimo triunfo que deja muy tocado a su rival, más que por el resultado por las sensaciones dejadas: Benítez ha sabido dar una nueva lección táctica sin contar con sus estrellas. Anfield decidirá, pero el Real Madrid, tras el encuentro de ida, sabe que si quiere remontar se deberá dejar en España la soberbia y meter únicamente en la maleta de viaje casta, goles y buen juego.