Quién te ha visto y quién te ve

Por Froilán Mora2 min

El triunfo contra una de sus bestias negras, el Ínter que entrena Héctor Cúper, deja al Barcelona con un pie en los cuartos de final –a falta del partido en San Siro–, cuando aún falta por disputarse la segunda vuelta de la liguilla. La importancia de la victoria se refleja en el récord de victorias, 11 consecutivas, que acumula el equipo culé en la máxima competición continental esta temporada, todo un éxito. Lo mejor de todo, sin embargo, es la imagen que recuperó el equipo español. Con un Camp Nou casi lleno, sin los agobios de la Liga, se vio a un Barça distinto, más alegre, más dinámico y mucho menos estático. Ya no se ven caras largas: ahora, con Antic, los jugadores se divierten. De repente, Puyol vuelve a ser infranqueable, Xavi vuelve a tener la batuta, al pibito Saviola empiezan a entrarle goles… y así, prácticamente, uno por uno. Incluso Luis Enrique aportó garra, siquiera de forma testimonial. La fiesta azulgrana empezó pronto: no se había llegado al minuto diez, cuando Saviola ya había anotado en un gran disparo con la zurda, a pase de Xavi. El equipo milanés, bastante despistado al principio, inquietó más tarde, aunque tímidamente, el área de Bonano. Al ataque estaban cuando el Barça, esta vez por medio del holandés Cocu, que aprovechó un barullo en el área, hizo el segundo. El gol supuso un mazazo para los de Cúper, ya que a partir de ahí jugaron a merced de un equipo local que se creció, espoleado por la grada. En la segunda parte, a la que llegó el Barça pidiendo la hora, después de salvar bajo los palos un par de acometidas de Vieri y Recoba, el Ínter ya no pudo dar la réplica a un equipo, el culé, que se recuperó del canguelo y se empeñó en dar de una vez por todas una alegría a su afición. Saviola encontró huecos para demostrar su velocidad, su descaro y su técnica, ya sin los corsés de la libreta de Van Gaal, y sirvió el tercero a Kluivert, a falta de veinte minutos para el final. Fueron tres como pudieron haber sido cinco o seis, pero ya tuvo bastante. El Barça desempolvó sus virtudes, que no es poco: a Antic aún le queda mucho trabajo, pero va por el buen camino.