La 'Décima' naufragó

Por Javier Herrero2 min

El peor Madrid de la temporada firmó un paupérrimo partido contra el Juventus. Vicente Del Bosque presentó un equipo descompensado, que se ahogó en el terreno de juego y que no supo por dónde entrarle a un rival organizado, que saltó al campo con mucho ímpetu, lo que le daría sus frutos en los compases iniciales, cuando Trezeguet firmó el primer tanto, servido por Del Piero. El Madrid estaba en Delle Alpi en cuerpo, que no en alma: Hierro muy mal en defensa -tuvo su parte de culpa en los tres tantos que los merengues encajaron-; Flavio y Cambiasso sin ideas en el centro del campo; Figo no desbordó ni una sola vez y sus centros siempre fueron sin peligro; Zidane apenas lo intentaba; Guti ahogaba el juego y estuvo desacertado en el remate; Raúl, desaparecido en combate... ni siquiera Íker Casillas tuvo su mejor noche. En definitiva, con todos estos ingredientes a los que se sumó un segundo tanto de los turineses antes de llegarse al descanso, en una jugada de habilidad de Del Piero, la eliminatoria tomó claro color italiano. Hubo más de lo mismo en la segunda parte, aunque también unos minutos de espejismo. Los italianos atacaban con asiduidad -en contra de lo que se podía esperar, el Juventus no se encerró atrás- y defendía de forma ordenada. En cualquier caso, fue durante el ecuador de esta segunda parte cuando los dirigidos por Del Bosque exhibieron sus mejores minutos, coincidiendo con la entrada de Ronaldo al campo. Además, el brasileño fue objeto de penalti, una pena máxima desaprovechada por el portugués Figo, nefasto toda la noche. El Madrid no acabó de bajar los brazos, si bien sus llegadas con peligro al área se podían contar con los dedos de la mano: pero falta de veinte minutos, Nedved -que vio una amarilla y se perderá la final- hacía el tercero de su equipo en un contragolpe y dejaba la eliminatoria más que encaminada. Pero los italianos tuvieron aún que sufrir en la recta final, tras el tanto logrado por Zidane, que dio un levísimo hilo de esperanza a la parroquia española. La esperanza, sin embargo, se difuminó con el pitido final del suizo Urs Meier: la Décima habrá de esperar.