¿Dos y dos?
Mª. Almudena Hernández Pérez.- Dos y dos son cuatro. Y no es porque empiece así una canción infantil, ni porque comience con mi repaso de una suma. Dos y dos son cuatro porque sí y porque las matemáticas nunca fallan. Son una ciencia cierta. Como cierto y verdadero es el toreo algunas veces - más bien pocas -.
Hay algo por ahí que, llamado "Tauromaquia", pretende también ser ciencia. Ciencia de la incertidumbre, de la expectación, de la posibilidad que en los toriles haya un toro bueno, y que en el burladero esté un torero de igual calibre. Cosa poco probable, mas no imposible.
Porque dos y dos son cuatro, la fiesta supone que el toro que sale al ruedo es bravo, que es ofensivo. No dije gordo, el trapío, según me dicta mi mente inexperta, no depende de los kilos. Ahora, el problema es otro: la gravedad. Los toros se caen ¿por la gravedad? De ahí que la segunda norma quede guardada en el baúl de los recuerdos: el toro necesita espacio para reponerse, y tiempo para acudir a un nuevo lance. Sin embargo, en los días de hoy muchos ejemplares lo que necesitan, más que tiempo y espacio, es un hospital.
Y como sabemos que el toro embiste al movimiento, el que embiste, pongamos un ejercicio práctico para recordar mejor nuestra teoría. En la plaza de toros de Castellón, en la última de feria, un ganadero manda seis ejemplares, unos con cuatro y otros con cinco años, y espera sentado en el tendido a ver qué pasa...
El ganadero, que tiene tablas en el asunto, confía en que los diestros, especialistas también en el asunto, entiendan que los toros embisten por naturaleza, y que por naturaleza hay que torearlos. Y bien, la estadística rompe sus esquemas, y la probabilidad nos brinda la suerte del choque frontal entre el toro y el torero.
Solución: espectáculo. Los toros de Victorino estaban bien presentados (alguno, a la baja, rozaba los 500 kilos). El encierro del señor Martín tenía bravura pero no facilidad cual carretón. Eran de embestida codiciosa, de trabajo y esfuerzo para parar los vientos y torear despacio. Y como no podía ser de otro modo, Manuel Caballero pensó deprisa para torear a cámara lenta. Saltó el quinto de la tarde al ruedo, y el manchego le entendió a la perfección. La mano de Manuel dejaba deshilachar la muleta en el roce con el albero. Y estocada.
Pero también hubo otras mentes privilegiadas; las de Esplá y El Tato. Sin embargo, en esta asignatura de lo probable entra a jugar su papel la suerte. Y la suerte quiso estar, en la tarde del 22 de marzo, con Manuel Caballero y Victorino Martín.
El profesor de matemáticas, para repasar, diría que cúantas son dos y dos. Sumemos: un toro que embiste, un torero que sabe que el toro embiste: dos; un ganadero que confía en que sus toros embisten y la suerte; otros dos. Conclusión: espectáculo, o mejor dicho, cuatro. Porque en el toreo, dos y dos también son cuatro (de vez en cuando).
Tokio y Madrid hablan de toros
Mª. Almudena Hernández Pérez.- Falló aquél proyecto de poner peineta al busto de Nefertiti, y en Egipto se quedaron sin toros. Ahora, aunque sin animales de por medio, los japoneses quieren saber de la fiesta brava. Tokio acoge una feria universal para mostrar los encantos culturales de varios países. El Príncipe, Felipe de Borbón, inaugurará la sección española y para hablar de toros estará presente Manolo Vázquez, quien tendrá la compañía del Niño del Sol Naciente.
Y por Madrid, ya que van muchos japoneses a las Ventas, los carteles de San Isidro van viento en popa. Ya se ha cerrado el cartel del dos de mayo. El día de la Comunidad harán el paseíllo César Rincón, Enrique Ponce y José Tomás con un encierro mixto: tres ejemplares de Alcurrucén y tres de Atanasio Fernández.
José Tomás será, posiblemente, uno de los bastones del maratón isidril. Aunque no hay carteles definitivos, el de Galapagar podría actuar en tres ocasiones, además del dos de mayo. Los carteles de la Miniferia, al igual que en ocasiones anteriores, no variarán en comparación a las novilladas de feria. La empresa tendrá que tomar en cuenta a los diestros sin doctorado. Aunque ya podríamos especular: López Chaves (que abrió la puerta grande de las Ventas el pasado día 15) y otros novilleros que están en pleno auge como Abellán (aún convaleciente de su cogida en Aranjuez), El Juli (con vistas a la alternativa en esta temporada) y algún que otro joven aspirante de la otra orilla del Atlántico. Y puestos a especular, planteo un proyecto para San Isidro: la Miniferia para los matadores, y unos veinticinco festejos de novilladas. De locura, no hagan caso.
Críticas de Cine
CINE.- ¿No sabes qué película ir a ver? Aquí dispones de una larga lista de películas con un comentario sobre ellas para que sea más fácil elegir el largometraje que quieres ver. Para no encontrarse con una película de acción cuando uno quiere algo más tierno, o para no dormirse en la butaca cuando apetece sentir el riesgo en la pantalla.
Titanic iguala el récord de Ben-Hur con 11 Oscar
Javier Martín.- Miles de flores, alfombras rojas y gigantescas reproducciones del Oscar engalanaban el Shine Auditorium de Los Angeles. Marco en el que se celebró la septuagésima edición de entrega de los Oscar, el mayor evento publicitario para la industria cinematográfica americana.
Joyas, limusinas, smokings y los últimos diseños de Armani, Chanel o Versace abrazando los cuerpos de esculturales actrices dan el glamour merecido a la más importante convención del cine. El sarao más prestigioso de Hollywood encargado de decir a los espectadores cuales son las películas que no deben dejar de ver, cuales son los actores que deben alabar y cuales son los discos que deben comprar. Un espectáculo, en definitiva, en el que los intereses económicos de sus responsables prima sobre la calidad de los productos.
La reciente edición de entrega de los Oscar ha estado marcada por el triunfo de la película Titanic. Film que demuestra como una simple e incluso absurda historia de amor entre adolescentes, combinada con 30.000 millones de pesetas en medios técnicos, se alzó con once estatuillas e igualó el récord conseguido por Ben-Hur.
La superproducción americana se impuso en las categorías de mejor película y mejor director, así como en todas las categorías destinadas a ensalzar los logros técnicos de fotografía, sonido y efectos especiales.
Sin embargo, la millonaria Titanic no pudo eclipsar otros filmes con medios artísticos más notables, y así quedó patente con el Oscar a la mejor actriz. Galardón obtenido por Helen Hunt por su participación en la comedia romántica Mejor... imposible. Película con la que Jack Nicholson logro el premio al mejor actor por su interpretación de Melvin, un maniático y aséptico escritor dispuesto a hacer más fácil la vida a los que le rodean.
L.A. Confidential, film considerado por la critica como uno de los mejores, tuvo que conformarse con el Oscar a la mejor actriz secundaria que recayó sobre la sofisticada y magistral interpretación de la siempre tórrida Kim Basinger. En la categoría masculina, el galardón al mejor secundario recayó en Robin Willians por su trabajo en El indomable Will Hunting.
Full Monty fue la gran fracasada de la noche. La divertida historia de cinco hombres condenados a exhibir sus encantos ante las feminas para conseguir su sustento no convenció a los críticos de la academia y se tuvo que conformar con el Oscar a la mejor canción de comedia.
En la categoría de Oscar a la mejor película de habla no inglesa la película española Secretos de corazón fue superada por su rival holandesa Carácter, hecho que demuestra que la mirada lucida e intimista de Andoni Erburu no fue comprendida en un sarao en el que los intereses comerciales priman más que la calidad estética.
La Semana que vivimos - Semana del 23 al 29 de marzo de 1998
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