NACIONAL.- Cinco meses. Cinco asesinados. Jesús María Pedrosa Urquiza se ha convertido en la última víctima de los terroristas etarras. Fue sencillo. Un tiro en la cabeza. Pedrosa no tenía escolta. Había rechazado la protección de la Ertzaintza porque en Durango se sentía "seguro".
Trabajó durante años en su pueblo como concejal del Partido Popular. Estaba casado y tenía dos hijas. Había recibido amenazas del entorno abertzale en diversas ocasiones pero siempre dió la cara. En cambio, su asesino lo acribilló por la espalda. Fue el domingo, poco antes de la comida, junto al portal de su casa. Su familia escuchó el disparo desde el piso de arriba. Entonces, Jesús María volaba "al cielo desde Durango".
Todos los partidos políticos -excepto Euskal Herritarrok- han condenado el atentado mortal y han convocado paros durante toda la semana como muestra de rechazo a la violencia. El PNV también ha pedido respeto por la víctima y ha prometido que apoyará al PP y al PSOE para acabar con el terrorismo. No obstante, este compromiso del lehendakari, Juan José Ibarretxe, se producen días después de que un diputado del PNV calificara al ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, de "dictador de una república bananera".
El asesinato de Pedrosa Urquiza es el quinto cometido por la banda terrorista ETA desde el final del alto el fuego decretado en septiembre de 1998, poco antes de las elecciones autonómicas vascas. Precisamente, el PNV ha permitido en las últimas semanas la aparición de diversos rumores que apuntan el inicio de una nueva tregua después del verano. Sin embargo, ETA ha demostrado con este atentado que sólo atiende a la razón del tiro en la nuca y el coche bomba.
[4-6-2000]