Nacional | La Semana que vivimos - Del 29 de mayo al 4 de junio de 2000 - Número 161 |
En el Ayuntamiento de Durango ocupaba un cargo de gran responsabilidad como concejal de Hacienda y de Urbanismo. "Con guardaespaldas o sin él, iré todos los días al Pleno, al Ayuntamiento, a hacerlo lo mejor que podamos". Trece años al servicio de la democracia y de la libertad en el País Vasco se han truncado con un tiro en la nuca. Las advertencias de los violentos se sucedían en su vida durante los últimos meses. Vio sus datos personales en los pasquines propagandísticos que los radicales abertzales, los cachorros de ETA, distribuyen amanazando a todo aquel "que no sea nacionalista" -como versaba uno de los últimos comunicados de ETA-. Intentaron entrar en su casa, le regalaron la, desde ahora, famosa "botella de agua" el día de Nochebuena, intentando hacerle sentir "vergüenza" por cenar tranquilamente mientras asesinos etarras permanecían en prisión. Un familiar suyo identificó a su asesino: "Un hombre vestido de oscuro". Oscuro como las sombras, como la muerte, como la bala nueve milímetros que acabó con la vida de un hombre que, como cuatro más desde el fin de la tregua de ETA, han muerto por defender sus ideas, la libertad y la democracia.
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