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La Semana que vivimos - Semana del 20 al 26 de abril de 1998 |
Cervantes de manos de su Majestad el Rey En la mesa presidencial, Sus Majestades los reyes; el presidente del Gobierno, José María Aznar; el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; Esperanza Aguirre, ministra de Cultura; el rector de la Universidad de Alcalá de Henares, Manuel Lara, y el alcalde de la ciudad, Bartolomé González. El autor de La Habana para un infante difunto, de cuya literatura dijo el Monarca que "potencia el gozo sensible junto al placer de la razón, a través de dos caminos que, siendo paralelos, discurren en permanente contacto de experiencia y estímulos creadores", debía sentirse atrapado por los nervios de la emoción. Al acercarse a su esposa, la actriz Miriam Gómez, (comentaría Esperanza Aguirre que no ha tenido un papel secundario en su vida), para que le entregara las páginas de su discurso, bebió de un termo que su mujer le llevaba preparado, siempre atenta hasta en los mínimos detalles. La cuestión es que después de que Fernando Rodríguez Lafuente, director del libro, diera lectura al acta de concesión del galardón, el escritor premiado pronunció su discurso, "Cervantes, mi contemporáneo", aunque previamente pronunció las palabras "In memoriam Octavio Paz". Ensayista, intelectual y dinamizador de la vida cultural, Paz tendió un puente entre España y América. Polémico, pacifista y renovador del lenguaje, la poesía era para él su destino, y a ella se dedicó desde los 17 años. Figura vivaz y cambiante, fue considerado un interlocutor incómodo para la izquierda de su país por sus críticas al Régimen soviético y su posición sobre el alzamiento zapatista de Chiapas. Su última aportación al mundo literario fue la Fundación Octavio Paz, inaugurada el pasado 17 de diciembre, en la que se le entregó el Premio a Gonzalo Rojas. A las condolencias de los ciudadanos se unieron la de aquellos que habían mantenido una relación más cercana con el escritor. Enrique Krauze, historiador mexicano que trabajó como subdirector en la revista "Vuelta", fundada por Paz, declaraba que "Paz fue el escritor mexicano más grande de todos los tiempos". Para España y Latinoamérica, la pérdida es también irrepetible. Guillermo Cabrera Infante, que recibió el jueves el Premio Cervantes, aseguró que "Paz fue un activo defensor de la democracia, en un siglo en el que muchos escultores se dejaron seducir por el stalinismo o el fascismo. Ha desaparecido el gran pensador mexicano de este siglo". Federico Mayor Zaragiza, máximo responsable de la UNESCO añadía: "México ha perdido a un pensador y a un escritor excepcional". Entre otros, habría que destacar también al presidente del Gobierno, José María Aznar, la ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, el ex director de ABC, Luis María Ansón y la escritora Ana María Matute, todos ellos mostraron su tristeza por la pérdida de Octavio Paz. El homenaje póstumo del escritor se celebró en el Palacio de Bellas Artes, donde fue llevado su cuerpo para que sus admiradores le rindieran tributo y le dieran un último adiós en una ceremonia en su honor. Sus cenizas reposan ya en su casa de Coyoacán, donde falleció. En un año, serán trasladadas a la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la capital mexicana. Dado el éxito que tuvo esta iniciativa -organizada por la institución citada, y patrocinada por el Ministerio de Cultura y otras entidades- el pasado año, en esta ocasión se ha decidido que la lectura pública y continuada del Quijote se haga durante cuarenta y ocho horas ininterrumpidas. El hombre de la Mancha tiene quien le siga. Para empezar, como queda dicho, el autor de Tres tristes tigres, a quienes relevaron José María Álvarez del Manzano, alcalde de Madrid; Fernando Rodríguez Lafuente, director general del Libro; Juan Luis Cebrián, consejero del grupo Prisa; Alfonso Guerra, diputado socialista; Gustavo Villapalos, consejero de Educación y Cultura de la CAM, y un largo etcétera, tanto como par cubrir dos días con sus noches. El homenaje a Cervantes era todo un festival. Amen de las cuarenta y ocho horas de lectura, exposiciones de fondos bibliográficos, poemas manuscritos de conocidos escritores y un Quijote para niños a cargo de Uroc Teatro. Un maratón de cine y literatura en el que tampoco faltó la música por medio de una mesa redonda, o una velada de danza o conciertos. Todo contribuyó a configurar un homenaje al libro de los que habitarán en el recuerdo. |