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![]() En cuanto el ordenador lee la banda magnética los datos del paciente aparecen en la pantalla y si el enfermo se apellida "Yáñez" la Ñ aparece. Si la banda magnética ha sufrido algún daño y la computadora no puede descifrar los datos, el médico tiene que introducir a mano sólo cifras, entre ellas el número de afiliación a la Seguridad Social, y una vez impresa la pegatina escribe el nombre del paciente en la parte superior. Sólo existe una posibilidad de que la Ñ no aparezca y es en el caso de que el ordenador no reconozca el nombre del doctor que utiliza esta maquina. En ese caso si se llama "Yáñez" en la pegatina se leerá "Yánez". Algunos periodistas parecen haber nacido con el único fin de espurrear acusaciones contra el Partido Popular o contra el Partido Socialista. No sólo ven la paja en el ojo ajeno sino que incluso la colocan y la moldean. La sobrina del Ministro de Sanidad debería haber sido más cuidadosa al comprar los ordenadores, la letra Ñ merece ese respeto, pero ciertos informadores no deben convertir un pequeño fallo en un error de bulto. Me ahítan las noticias que pretenden dejar exánime a un político en activo. Esta constante en los medios de comunicación aumenta la crispación de los ciudadanos que pronuncien habitualmente la frase: "A mí la política me aburre". Los periodistas debemos sentirnos en parte culpables de esta sensación. En la carrera por convertirnos en una empresa de electrodomésticos, donde los ventiladores de basura son la bandera del negocio, hemos inmolado injustamente a personas que después no han podido renacer de sus cenizas. A este paso como denuncia Javier Gurruchaga algunos medios de comunicación se van a convertir en autenticas zahurdas. ![]() El campanazo, la campanada, el golpe de martillo rotundo y enérgico. Ay, eso es lo que tenía que hacer Aznar todos los días. Ojalá fuera Lunes Santo todo el año. Ojalá siempre estuviera Aznar como en Málaga, dando el campanazo de la campanada. Poniéndose el mundo por montera y capirote y dando el campanazo. ¿Que el defensor del pueblo no se qué y la ley de aquello no se cuentos? Nada, como en Málaga, don José María: usted coja el martillo y dé la campanada que tenga que dar. Más que la insignia de oro del Cautivo, que en la Moncloa no sirve para nada, Aznar tenía que haberse llevado el martillo y la campana, y dale que te pego todo el día, a dar los campanazos que sean menester. Gobernar una nación es como llevar un trono de Semana Santa. No es posible sin dar campanazos y dar la campanada cuando se tercie. Y darlos como en Málaga, sin complejos y sin pedir perdón a cada instante por ser el que, por voluntad popular, tiene el martillo y tiene la campana... (ofrecido también en EL MUNDO, El fin y los medios: 12-4-1998) ![]() |