SEMANARIO INDEPENDIENTE DE LA RED. Año I. Número 46. Madrid, Semana del 19 al 25 de enero de 1998

La Semana que vivimos - Semana del 19 al 25 de enero de 1998

El Papa pide "libertad y justicia" para Cuba

Pablo A. Iglesias.- Cuba vivió durante cinco días la visita del Papa Juan Pablo II, quien pidió una y otra vez "libertad y justicia social, libertad y solidaridad" en cada uno de los mensajes que el Pontífice pronunció sobre territorio cubano. El Papa llegó a la isla caribeña el pasado miércoles 21, donde el jefe del Estado cubano, Fidel Castro, esperaba a Karol Woijtyla en el aeropuerto de La Habana. Allí, centenares de personas -autoridades, políticos, religiosos, periodistas- aguardaban impacientes la llegada del Papa a la Isla. Entre ellos, un Fidel Castro envejecido de aspecto pero joven de espíritu que recordaba sus tiempos de infancia en el colegio jesuita donde se educó de niño.

Nada más pisar y besar suelo cubano, el Papa dio una solución al problema de la dictadura castrista y el contingente con Estados Unidos por el embargo al país: "que Cuba se abra el mundo, y que el mundo se abra a Cuba". Este fue el primer mensaje del Papa en la isla, que había escuchado momentos antes cómo el propio Fidel Castro iniciaba su discurso de bienvenida al Pontífice con críticas hacia los conquistadores españoles y el imperialismo norteamericano.
Durante cinco días, el Papa convivió con el pueblo cubano, quien le acompañó en cada una de las misas celebradas. En Santa Clara, más de 100.000 personas vitorearon el jueves a Juan Pablo II en una jornada donde el Sumo Pontífice apuntó a "las carencias materiales, los salarios insuficientes y las insatisfacciones por razones ideológicas" como las causas que "han provocado un problema en Cuba desde hace años"; unas palabras con las que el Papa señaló indirectamente al régimen castrista como el principal culpable de la situación que se vive en la isla. El mismo día, Juan Pablo II y Fidel Castro intercambiaron regalos e impresiones en la entrevista que reunió a ambos durante 50 minutos y en la que el Vaticano pidió a Castro la liberación de varios presos cubanos.
El viernes, El Papa celebró la segunda homilía en Camagüey, donde millares de cubanos procedentes de todos los rincones de la isla cantaron en torno al Papa, quien elogió a presentes y no presentes, porque "Dios ha bendecido a este pueblo con verdaderos formadores de la conciencia nacional. Hoy los Obispos, con los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos se esfuerzan por tender puentes para acercar las mentes y los corazones, preparando la civilización del amor y de la justicia".
En la iglesia de San Lázaro -a 30 kilómetros de La Habana-, las cifras de presentes incrementaron hasta las más de 300.000 personas que contemplaron como el Pontífice oficiaba la tercera misa en la Isla el sábado. Además, el Papa coronó en Santiago de Cuba a la Virgen de la Caridad del Cobre, a la que proclamó "Reina y Madre de todos los cubanos sin distinción de razas, opciones políticas o ideológicas".
Por último, la Plaza de la Revolución de La Habana recogió el domingo a medio millón de personas en la última misa de Juan Pablo II. En la capital de Cuba, el Papa recordó las claves que deben darse para que la situación cambie en la Isla. Ante 500.000 personas, insistió en que "el mayor desafío sigue siendo el conjugar libertad y justicia social, libertad y solidaridad, sin que ninguna quede relegada a un plano inferior", porque "la conquista de la libertad es una tarea imprescindible para toda persona". Además, el Pontífice señaló como fundamental que "se asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres".
Tras cinco días en Cuba, el Papa regresó a Roma en la tarde del domingo después de haberse entrevistado personalmente con Fidel Castro, a quien le pidió un cambio en su política como pie de inicio para que mejore la vida del país: "que Cuba se abra al mundo, y el mundo se abra a Cuba". Al menos, el pueblo cubano demostró haber comprendido la idea cuando en la misa de La Habana coreaba: "El Papa, libre, nos quiere a todos libres".
[del 21 al 25 de enero de 1998]


El juicio por el asesinato de Anabel Segura, visto para sentencia
Roberto Morales.- La padres de Anabel Segura confían en la justicia, les han matado a su hija y fueron engañados por los secuestradores, ahora solo esperan que los jueces impongan justicia.
Durante la pasada semana se celebraron tres vistas del juicio por el asesinato de Anabel Segura en la Audiencia Nacional de Toledo. La primera sesión del juicio deparó las acusaciones entre secuestradores y asesinos de la joven, cada uno dio una versión de lo ocurrido. Emilio Muñoz, autor material del secuestro aseguró que "la orden de ejecutar a Anabel" partió de su esposa. Ésta, Felisa García, sostuvo que no supo nada del secuestro hasta que su esposo no se lo confesó al día siguiente, y reconoció poner su voz en la grabación por el miedo a su marido que la amenazó con un cuchillo.
Por su parte, Cándido Ortiz, el Candi, reconoció su participación en el secuestro pero no en la idea de matar a la joven, que reconoció que fue de Emilio. Una cosa si se sacó en clara, el secuestro lo hicieron por el tema económico, debido a las deudas por la compra de viviendas. Decidieron llevar a cabo el secuestro en La Moraleja, lujosa urbanización madrileña que conocía a la perfección Emilio por temas de trabajo, sin llevar una idea preconcebida, fue un secuestro al azar. La joven fue secuestrada cuando hacia footing, metida en una furgoneta blanca donde fue estrangulada, posteriormente arrojaron su cuerpo a la fosa donde la hallaron 2 años y 5 meses después.
De la segunda sesión del juicio, lo más destacado fue el informe de los peritos que señalaban a Emilio como "un auténtico psicópata", y no "un enfermo mental irresponsable de sus actos". Nada de lo ocurrido en las dos sesiones hizo cambiar de opinión al fiscal jefe de Toledo, González Blanco, que mantuvo su petición inicial de penas, reclamando 26 años y seis meses de cárcel para Emilio y el Candi, y tres años y seis meses para Felisa. A los dos primeros le imputa delitos de detención ilegal, asesinato e intento de estafa. Los abogados de la familia de Anabel tampoco modificaron sus peticiones, piensan que los tres imputados tienen el mismo grado de culpabilidad con lo que piden una condena de 37 años de prisión.
La defensa de Emilio afirmó que se conformaría con 15 años de prisión a su cliente, por homicidio y secuestro, la defensa de el Candi, solo reconocía la intervención de este en el secuestro, por lo que pedían dos años. Y la abogada de Felisa declaró a su cliente como inocente, exigiendo su absolución.
A su vez se discutió sobre la salud mental de Felisa, algunos dudaban que una persona "angustiada y amenazada" lograse una imitación tan buena de la voz de Anabel. En la última sesión el fiscal de Toledo criticó el nuevo Código Penal y aventuró que "estos señores (en alusión a Emilio y el Candi) estarán en la calle dentro de unos seis años", a su vez mostró sus dudas sobre si Felisa obró coaccionada. La sentencia del Tribunal pondrá, presumiblemente esta semana, a cada uno en su sitio.
[19/20/21-1-1998]


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