ABIERTO TODA LA NOCHE (David Trueba, Novela)

Tanto dolor como placer

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Abierto toda la noche

Autor: David Trueba

Editorial: Editorial Anagrama

Género: Novela

Páginas: 236 páginas

Precio: 7 euros

David Trueba es una personalidad dentro del emergente mundo del cine español. Excelente guionista, director de varias películas entre las cuales destaca su debut La buena vida y la multipremiada Soldados de Salamina, además de ocasional articulista. Su inquietud creadora le ha llevado a firmar un par de novelas francamente interesantes. La primera es Abierto toda la noche, una crónica sentimental de una familia, al tiempo que una emocionante exploración del deseo y amor más intensos. La segunda, Cuatro Amigos, narra las peripecias de cuatro colegas enfrascados en un viaje imposible hacia la búsqueda de mujeres, diversión y quien sabe si algo de autoconocimiento.

En esta ocasión, toca referirse a su primera incursión en el mundo de la narrativa. Probablemente el mejor trabajo que ha logrado hasta ahora en este campo. Esta novela irradia una madurez desconcertante en el uso de los tempos narrativos, las elipsis y el desarrollo de los personajes, hasta once, si contabilizamos todos los integrantes de la familia Belitre, indiscutible protagonista de las peripecias que aborda la narración omnisciente de esta hermosa y desalentadora historia.

Al margen de la familia, varios personajes femeninos adquieren una relevancia determinante en el devenir existencial de varios de los varones del clan Belitre. Maika, prostituta convertida en insaciable amante del repugnante y excelente dibujante que es Basilio. Violeta, una guapa camarera de catorce años que representa el primer amor platónico de Gaspar, quien gasta su misma edad y un desorbitado hambre de literatura. En un polo mucho más carnal pero igualmente idelaizado, está el matrimonio entre Nicole, una despampanante francesa, y Felisín, el hermano mayor. Su unión se fragua en apenas una semana y dura tanto como el lector puede intuir que brillan la mayoría de esos relámpagos.

Además, Nacho, el portentoso seductor de la familia, anda a vueltas con una treintañera de inconstante salud mental, cuyas decisiones tendrán una importante repercusión en la vida de su joven amante. Y por último, ocupa un lugar preferencial Sara, un ángel capaz de enloquecer a casi todo el clan familiar gracias a su extraordinaria belleza y un infrecuente instinto para hacer sentir en casa a prácticamente cualquiera que se cruce en su camino.

Ya lo anticipa el preludio de la novela, "habrá tanto dolor como placer, tanta soledad como compañía, tantas bofetadas como besos". Y bajo esa verosímil premisa, emerge la arquitectura compleja y naturalista de los pormenores de una camada de hijos donde los juegos, la búsqueda de reconocimiento, el sexo o el cine y la literatura funcionan como ejes fundamentales a través de los que remover y a veces hasta revolucionar sus existencias.

No solo es que este viaje resulte absolutamente entretenido. Además, invita las más interesantes reflexiones sobre lo cotidiano, con tanta eficacia como falta de artificio. Cuando le tocó enjuiciar este libro, Enrique Villa Matas, uno de los novelistas más interesantes de reciente literatura española, valoró a Trueba como "heredero de Jardiel Poncela, Edgar Neville y sobre todo Rafael Azcona...Aporta humor e inteligencia al panorama de nuestra joven literatura",

Como sucede con las películas de Azcona, este libro emana humor por todas partes. Humor transversal, donde se incluyen bromas escatológicas, ironías varias, mucho sarcasmo, pero también diversas formas de humor existencial, con los que ahuyentar un poco la dictadura de la vejez, la sombra de la locura o el bajón de las crisis de la juventud o cincuentena.

Por si fuera poco, el relato está jalonado de varias sorpresas y un poco de cultura trascendental destilada en improbables citas que abren los capítulos o enriquecen la narración. ¿Qué falta en estas páginas?. Falta poco, quizá un acabado estilístico de mayor calidad en algunas frases y algo menos de tristeza en su aliento. Pero ya se sabe, esa misma tristeza se traduce en aliento poético y remite a la propia vida funcionando a toda máquina.

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