Curry ha convertido el partido del año en la paliza del año. El sensacional base de Golden State ha sido protagonista del duelo entre quizás los dos mejores equipos de la actualidad en la NBA y con sus 37 puntos en apenas 28 minutos ha dinamitado el duelo. Es verdad que San Antonio llegaba con la baja de Duncan, pero dada la abultada diferencia, 120-90 en el marcador final, quizás ni el mejor ala-pívot de la historia habría cambiado el rumbo del partido.
Llegaban los Spurs con la mejor racha del momento, una asombrosa marca de trece victorias seguidas, y curiosamente los de San Francisco atravesaban su momento ‘más flojos’ en resultados, si flojo se puede considerar dos derrotas en los últimos diez encuentros, pero las apuestas estaban divididas. La noticia de la baja de Duncan era un mal presagio, pero el veterano jugador ya no tiene el mismo peso en el esquema de Popovich y banquillo nunca le ha faltado a los tejanos. Sin embargo el factor cancha se mostraba como un arma a favor, ya que ambos conjuntos se encuentran imbatidos en sus feudos. Esta vez, el fortín correspondía a los Warriors, y los guerreros de La Bahía contaban con todas sus armas, incluidas su entrenador titular, Steve Kerr, ya recuperado de su operación de espalda y al que había sustituido más que dignamente Luke Walton. Con todos estos ingredientes, el coctel de emociones estaba servido.
Comenzó el duelo como suele ser tónica en el Oracle Arena: ataques rápidos y juego frenético. San Antonio, más dado a invertir balón, se perdía en el frenético ritmo que imponía Golden State y sobre todo su estrella, Stephen Curry. No llevaban ni un cuarto y ya se adivinaba el resultado de la noche. El ataque de los de Kerr empezó a funcionar desde inicio, y fue Klay Thompson quien inició la ofensiva. Curry, que hasta el minuto cuatro no anotó, como si de un duende travieso se tratara, dejó jugar a los Spurs hasta que su instinto asesino despertó. Triple, canasta de dos, otro triple, un tercero… 15 puntos en el primer cuarto, y ventaja de seis, que dejaba margen de recuperación a los tejanos.
Los segundos doce minutos parecían que iban a nivelar el duelo. Sin Duncan, otro veterano, David West, tomó el mando y parecían despertar los de Popovich. Pero a la hora de los banquillos, quizás nos encontramos ante los dos equipos con más fondo de armario, y así se lo hizo saber Shaun Livingston al reaparecido Kerr . La alternancia de los dos jugadores en anotación se saldaba con mayor ventaja para los locales y con Curry en modo silencioso se llegaba al descanso con un 62-47, remontable por los mejores Spurs.
Pero si Pops pensó que con la reanudación habría una reacción, pronto debió comprender su error. Al fuerte inicio de Leonard respondió Curry con seis puntos seguidos, y ahí acabó el encuentro. El MVP de la pasada campaña y máximo aspirante de esta cambió el modo silencioso por el 'killer mode' y, 18 puntos después, el Oracle Arena se rendía al nuevo rey del baloncesto. Con 95-66 se llegaba a los últimos doce minutos, y Popovich activó el control de daños.
Con el partido perdido, el mejor entrenador de la NBA (con permiso del semi-retirado Jackson) sentó a todas las estrellas de San Antonio, estrelladas hoy contra el mejor ataque de la liga, y Kerr hizo lo propio. En un último cuarto de relleno (pese a que con estos conjuntos los reservas sean MVP de unas finales como Iguodala) el entrenador de los tejanos, al que poco le han importado siempre las opiniones externas, lejos de intentar recortar distancias, puso su cabeza en el siguiente partido, a sabiendas de que los duelos importantes llegaran en Playoffs, y que ese es tiempo de San Antonio. O lo era, hasta ahora. Un nuevo pistolero ha llegado a la ciudad y, al menos esta vez, Curry ha demostrado el porqué todas las casas de apuestas dan como máximo aspirante al anillo a Golden State. Porque cuentan con el mejor jugador del momento… con permiso de LeBron y Durant. A la espera de las Finales de Conferencia (con permiso de Clippers), Curry 1 - Popovich 0.
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