El británico Tom Hooper nos trae a la gran pantalla de manera fascinante la desconocida historia –al menos en nuestro país- del monarca Jorge VI y su incapacidad para realizar un discurso de manera fluida, tartamudez que se acentúa según a cuántos y quiénes transmita su mensaje.
Lo que aparentemente sólo es un problema que dificultaría la calidad de su vida social se traduce en un problemón, dado su papel como hijo del actual rey, su título de Duque de York y el inminente pronóstico de ser coronado rey de todo un imperio; es decir, dada su obligación de rendir cuentas a la sociedad democrática de la Gran Bretaña de los años 30.
Jorge VI, interpretado por Colin Firth, deberá hacer frente a la relativamente novedosa radio, un nuevo medio de comunicación hacia el que la gran mayoría de las personalidades públicas de la época sentían una aversión o recelo común, algo similar a lo que pueden sentir nuestros abuelos o padres hacia Internet.Geoffrey Rush interpretará a Lionel Logue, el logopeda de origen australiano a quien le será encomendada la difícil tarea de tratar los problemas del habla de su monarca.
El film nos plantea a dos protagonistas totalmente antagónicos pero con algo en común: sus propios miedos. Estos miedos llevarán a uno y a otro por sendas diferentes en su vida: a uno, a cobijarse en su escudo de debilidad y timidez, que parece disiparse únicamente cuando su yo más colérico aflora ante la adversidad; y a otro, a buscar una senda profesional alternativa a la que hubiera querido gracias a un descaro desmedido.
El Dr Logue se transformará, no solamente en el encargado de sanar las trabas expresivas de Jorge VI, sino también de sanar sus miedos más profundos y de devolverle una cualidad –la de una correcta dicción- que sólo sus temores y su entorno más cercano y adverso le habían robado.
El espectador disfrutará con una gran obra en la que será capaz tanto de sentir la más profunda empatía con el personaje de Jorge VI, así como disfrutar con la risa más sincera que le producirá la desvergüenza y aplastante sinceridad de Lionel. Diálogos inteligentes y fina ironía británica que se combinarán con un desnudo del alma humana de dos personas diametralmente opuestas, tanto en el ámbito personal como en el social.
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