Día de la Constitución

39 años conviviendo bajo la
Constitución de 1978

“El tiempo es el que es”, diría algún personaje de la famosa serie de Televisión Española El Ministerio del Tiempo. Si viviera en esta época, añadiría además: “y, ¿es tiempo de reformas?”. Después de muchos meses de trabajo y del desarrollo de un proceso constituyente, un 6 de diciembre de hace 39 años, los españoles que podían, por la ley, votaban sí o no a una pregunta: “¿Aprueba el Proyecto de Constitución?”.

05-12-2017
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El proyecto fue aprobado por el 87,78% de votantes que representaba el 58,97% del censo electoral. En datos más fríos: 26.632.180 electores, 17.873.301 votantes, 15.706.078 votos a favor, 1.400.505 en contra, 632.902 papeletas en blanco y 133.786 nulas. Detrás de todos esos números, se escondían personas que hicieron la Historia de España.
 
El proceso constituyente
Para entender el proceso de creación de la Constitución, es necesario remontarse a algunos meses anteriores. Tras la muerte de Franco, en 1975, se abría un proceso de transición que posteriormente pasará a la historia como ejemplo para el resto del mundo.


Adolfo Suárez durante la campaña del referendúm de 1978. Foto: La Moncloa
En abril de 1977, se convocaron las primeras elecciones después de la dictadura, en junio se celebraron, y el Rey confirmó a Adolfo Suárez en su cargo como presidente del Gobierno. En julio se pusieron en marcha las nuevas Cortes y en las sesiones plenarias del Congreso y Senado todos los líderes políticos expusieron sus programas parlamentarios y pidieron la elaboración de una Constitución democrática. En diciembre se hizo la última lectura del borrador de la Constitución. Comenzaba el tiempo de su aprobación.

En enero de 1978, el Boletín Oficial de las Cortes publicó el anteproyecto de Constitución, y se abrió un plazo de presentación de enmiendas de 20 días naturales, que después se amplió. Se presentaron más de 3.000 enmiendas. Tras unos meses de modificaciones, el Congreso aprobó el texto el 21 de julio; el 13 de octubre, el Senado.

El 6 de diciembre de hace 39 años se sometió a referéndum el proyecto de Constitución. El resultado fue "sí". El 29 de diciembre –evitando así la firma el día anterior, día de los Santos Inocentes- entró en vigor la Carta Magna que todavía hoy sigue siendo el marco de convivencia en el territorio nacional.

Sin embargo, algunos historiadores defienden que el “sí” de los ciudadanos no fue a la Constitución. El “sí” fue a una estabilidad política, social y económica que se había perdido en los últimos años de la historia, entonces reciente, en España.

Quienes iban a votar entonces, eran hijos de la Guerra Civil española (1936-1939) o de la posguerra, y habían conocido de primera mano qué significaba el concepto de  “las dos Españas”. Javier Cervera, historiador y profesor en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid), lo explica así: “La Constitución era cerrar una etapa de división de España. Una etapa que había llevado primero a una guerra civil, y después a una dictadura en la cual una parte de los españoles se habían sentido o bien oprimidos, o bien habían tenido que salir del país. La Constitución era el medio para cerrar esa etapa”.

También es inevitable comparar y hacer un comentario sobre el cómo se creó la Ley Fundamental. La comparación, por cercanía, hay que hacerla con su inmediatamente anterior: la Constitución republicana de 1931. Tal y como cuenta Cervera, en la elaboración de esta se cometieron algunos errores “que no se podían permitir” en el 78, con la redacción de la nueva.

La que ahora cumple 39 años fue una Constitución hecha por representantes de los siete grupos más importantes en el Parlamento que habían elegido los españoles. En la República del 31, la había hecho una comisión socialista, es decir, solo la izquierda. “La clase política del 76 al 78 lo que tiene en la cabeza son los errores de la República que la llevó al desastre. Piensan en eso y hacen lo contrario”, argumenta el historiador.


El presidente de las Cortes, Antonio Hernández Gil, entrega la Constitución para la firma del Rey. Foto: Congreso de los Diputados
Y es que la sociedad de 1931 distaba de la de 1978, y esta se diferencia todavía más de la de 2017. Los tiempos cambian y la sociedad con ellos. Actualmente, en pleno siglo XXI, la aceleración de los cambios está, como concepto, a la orden del día. Por eso, casi cuatro décadas después de la Constitución del 78, se vive en un momento de reflexión y posible cambio en la redacción de la Ley Fundamental. Y así, lo demuestran las circunstancias del entorno.



El debate, hoy
Durante los últimos meses, raro es el día que no se escucha en algún medio de comunicación cómo va el proceso de la comisión territorial y la posible reforma que esto conllevaría. Para tener algunas ideas claras:

Todavía no hay una reforma clara. El foco del asunto se centra en la modificación de las autonomías y su campo de acción, y el debate se hace todavía más evidente después del panorama catalán antes, durante y después del 1 de octubre.

El Partido Socialista propuso la creación de una comisión territorial. El objetivo de esta es analizar las autonomías y llegar a conclusiones sobre la posibilidad, o no, de reformar su actual manera de actuar. PP, PSOE y Ciudadanos son quienes forman el grupo de trabajo. El presidente es el socialista José Enrique Serrano. Podemos no quiso formar parte de dicha comisión. Pablo Iglesias, secretario general de la formación morada, afirmó que ese foro “no es un marco viable de diálogo”, dadas las repercusiones tras la aplicación del artículo 155 en Cataluña.

El 23 de noviembre, el Grupo Popular y Ciudadanos decidieron retrasar el trabajo de la comisión territorial del Congreso hasta después de las elecciones catalanas. La explicación a este retraso es que hasta las elecciones catalanas del 21 de diciembre, algunos de los integrantes de la comisión estarán volcados de lleno en la campaña. Después de las elecciones y con la normalidad –más o menos- establecida (sea cual sea el resultado) volverá el trabajo conjunto de los partidos sobre la comisión. Por ahora, el 7 de diciembre los portavoces y la Mesa tienen que presentar su plan de trabajo y el 13 del mismo mes, debatir sobre ello.

Además, en relación con la posible reforma, el lunes 21 de noviembre, 10 profesores de Derecho Constitucional y Derecho Administrativo publicaron un documento titulado Ideas para una reforma de la Constitución, en el que a través de reflexiones y argumentaciones explican que comparten “la visión sobre la necesidad de afrontar la reforma de la Constitución para ponerle remedio”.

Los puntos que trata el documento, centrado sobre todo en la reforma del modelo de organización territorial, abarcan además otros aspectos porque, según explican, las reformas que precisa la Constitución del 78 “son varias y de diversa índole”. Mencionan en un listado “no exhaustivo” y como asuntos principales:

“…la incorporación de una cláusula europea, la modificación del orden sucesorio en la Corona, el reconocimiento de garantías de algunos derechos sociales, la mejora de la calidad democrática de las instituciones, etc”.

En definitiva, y como los autores del documento explican, se trata de abrir un “tiempo de reformas”, en el que se vayan aprobando a medida que exista el “consenso suficiente para ello”. También reconocen la necesidad de un “profundo cambio” en la cultura política, aunque se centran, a lo largo de 16 páginas, en las reformas que “afectan al modelo territorial" porque las consideran "urgentes y prioritarias".

Opinión política
El debate lleva abierto desde hace tiempo. Pero sí que es cierto que está en primera línea en los medios desde la creación de la comisión territorial. Y es que la opinión de los partidos en el debate sobre la reforma es muy dispersa. Pero, ¿ha sido Cataluña el detonante para abrir el debate?

 “Desde luego, en el caso del Partido Popular, la crisis de Cataluña no genera como respuesta la reforma constitucional”. Quien lo afirma es Francisco Martínez, portavoz de la comisión de Constitucional, quien responde a las preguntas de LaSemana.es desde su despacho.


El Congreso aplaude porque se ha aprobado el proyecto de Constitución. Foto: Congreso de los Diputados
Mantiene y recuerda que el partido no llevaba en el programa electoral la reforma porque “no era una prioridad”. En cuanto a las características de la Ley Fundamental, el portavoz de Constitucional señala que ha demostrado estar perfectamente “a la altura de las exigencias de los tiempos” y que se podría “comparar” a las constituciones de otros países del entorno español. “Entendemos que la Constitución de 1978 ha funcionado bien y ha dado momentos de muchísima prosperidad, desarrollo y crecimiento en todos los sentidos”, asegura.

Sin embargo, en el marco de la comisión territorial y entroncando con el debate actual, Martínez asegura que el partido va con “interés”, “la mente muy abierta” y con algunas “premisas”. La primera de ellas, que el Grupo Popular no considera la reforma como un “fin en sí mismo”. La segunda, que desean que la Constitución siga teniendo un “amplísimo consenso”.

En este aspecto, afirma que sería un “mal negocio” si se cambiara el panorama actual –“imperfecto”, dice- por un consenso “todavía más imperfecto” y que solo fuera apoyado por tres formaciones políticas. “Deberíamos perseguir un altísimo grado de consenso en la reforma constitucional. Si hay formaciones de la Cámara que ni siquiera participan en el debate me parece una mala forma de empezar”, argumenta.

El Partido Socialista Obrero Español se posiciona a favor del diálogo y del posible cambio que pueda desembocar de la reflexión. Desde la propia propuesta de la creación de la comisión hasta las últimas declaraciones de Pedro Sánchez, líder del partido, durante su intervención al recoger el Premio Cambio 16 de Política, se defiende la puesta en marcha de la reforma.

En este sentido, la vicesecretaria general del partido, Adriana Lastra, aseguró en una rueda de prensa tras la reunión de la Permanente del PSOE que los socialistas “confían” en la palabra del presidente. También hizo hincapié en su intervención en que el asunto de la reforma de la Constitución era uno de los puntos suscritos con Ciudadanos en el pacto de investidura.

La posición de Ciudadanos era clara ya desde su programa electoral, como afirma en una entrevista Ignacio Prendes, diputado de Ciudadanos y vicepresidente primero del Congreso. Prendes cree que la reforma es “posible y necesaria” y para que se pueda llevar a cabo es importante que haya “voluntad de llegar a acuerdos”.

“Es imposible que todos los partidos estemos de acuerdo en todo, pero sí es posible llegar a puntos de encuentro que permitan sacar adelante una reforma constitucional con un gran respaldo político y social”, argumenta.

También señala que la Constitución que ahora cumple 39 años es un “marco de convivencia perfectamente vigente”, pero que para “garantizar” su buena salud, es necesario “adaptarla a los cambios”. Ignacio Prendes resalta que “la reforma ha de servir para actualizar el texto”.

Desde Podemos, responde Miguel Ongil, parlamentario del partido en la Asamblea de la Comunidad de Madrid. En la entrevista con LaSemana.es, asegura que “claro” que estarán de acuerdo y que “participarán en cualquier debate”, porque creen en una reforma más progresista y que “apueste por compromisos sociales”. También amplía el foco de reforma: no solamente es necesaria en el panorama territorial. Explica en ese sentido que apoyan “un referéndum pactado”, pero que también son necesarias otras “reformas sociales y de regeneración política”, que según Ongil siguen pendientes de solución y son “más urgentes”.

Sin embargo, muestra su negatividad en cuanto a la puesta en marcha de una reforma o cambio en la Constitución. “El debate se ha abierto en falso. No hay ninguna intención de reformarla, ni creemos que PP y PSOE puedan acordar”, afirma.


Constitución española. Foto: La Moncloa
En el corto plazo, la solución al panorama catalán ligado muy de cerca con el debate constitucional, la considera “muy difícil”. Lo más cercano en la vía política son las elecciones del próximo 21 de diciembre que “ponen a prueba al bloque que aprobó el 155”, según declaró. “Si no consiguen gobernar, Rajoy habrá fracasado”, manifiesta.



Otras reformas
Para terminar de abordar el asunto de la reforma constitucional, siguiendo la línea de la Historia, cabe mencionar que la Constitución de 1978 ya ha sido llevada a debate anteriormente. Más concretamente, en dos ocasiones: en 1992 y en 2011, las dos únicas reformas que conoce la Carta Magna española desde su fecha de vigencia.

La primera reforma tiene que ver con el papel de España como país perteneciente a la Unión Europea. El 7 de febrero de 1992, se firmó el Tratado de la Unión Europea. La característica de este acuerdo que obligó a cambiar la Constitución fue el artículo 8.B que dice:

“Todo ciudadano de la Unión Europea que resida en un Estado miembro del que no sea nacional tendrá derecho a ser elector y elegible en las elecciones municipales del Estado miembro en el que resida…”

Con este tratado, el Gobierno de España necesita adaptar su Ley Fundamental para entrar en el marco de acción del acuerdo. Para ello, y tras una serie de protocolos institucionales, esta primera reforma consistió en añadir, en el artículo 13.2, la expresión “y pasivo”, referida al ejercicio de derecho de sufragio de los extranjeros en las elecciones municipales, tal y como pedía el Tratado de la Unión Europea. El artículo final continúa así:

“Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23, salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales”.

Años después llegó la crisis económica, y, con ella, tiempo de cambios en la vida rutinaria de las personas para sobrevivir a la depresión. La Constitución, como respuesta a la situación, también cambió en 2011 con una reforma llevada a cabo por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con el apoyo del Partido Popular, que consistió en sustituir íntegramente el artículo 135: “La reforma del artículo 135 de la Constitución persigue garantizar el principio de estabilidad presupuestaria vinculando a todas las administraciones publicas, reforzar el compromiso de España con la Unión Europea y garantizar la sostenibilidad económica y wecial”.

En agosto de ese año comenzó la iniciativa y en septiembre ya había finalizado su proceso. En este caso, no hubo referéndum puesto que una vez aprobada la propuesta por Congreso, primero, y Senado, después, se necesitaba al menos un tercio de alguna de las dos cámaras para llevar a los ciudadanos la pregunta sobre la reforma. Como no fue así, y eran medidas extraordinarias, se aprobó en lectura única y en un mes se desarrolló y la propuesta obtuvo el visto bueno.

Desde entonces, ha pasado tiempo. Seis años desde la segunda reforma, 25 desde la primera y 39 desde la vigencia de la Constitución en 1978. En tan solo casi cuatro décadas, ha cambiado la forma de vida.

Desarrollos tecnológicos, sociales, éticos y morales que han hecho historia. La primera mujer que fue al espacio lo hizo en 1984; España es miembro de la Unión Europea desde 1986, cayó el muro de Berlín, la Expo de Sevilla, los Juegos Olímpicos de Barcelona, la Guerra del Golfo, el ataque contra las Torres Gemelas… y un sinfín de acontecimientos que, desde las personas, han ido marcando este tiempo de cambio. Sin embargo, para saber si finalmente hay cambios en estos momentos de debate y reflexión sobre la reforma constitucional, se deberá esperar a los próximos pasos de la política. ¿Será tiempo de sorpresas?

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