ANTONIO CHENEL, ANTOÑETE, MATADOR DE TOROS

"La fiesta de los toros tiene futuro:
siempre habrá locos maravillosos"

Suenan clarines y timbales. Las encinas de la finca "Las Laderas" hacen sombra al pasteo tranquilo de los toros de don Antonio. No muy lejos, comparte mesa, cartas y conversación en un bar del pueblo. Pero vuelve a casa. La muleta que dejó en reposo busca un beso de nicotina. Don Antonio es un fumador empedernido. El próximo 24 de junio Antonio Chenel, Antoñete, peinará su mechón plateado para hacer el paseíllo. La plaza de toros de Las Ventas de Madrid le espera. Una vez más. Vestirá sus nervios, sus dietas y sus entrenamientos con un traje lila y oro. Dos toros de las Ramblas le esperarán en toriles. En el patio de cuadrillas estará la suya: "El Boni" y Martín Recio; en los tendidos de la Monumental, miles de amigos. Miles de pañuelos que florearán, si la suerte acompaña, para pedir la oreja para Antoñete. Y para felicitar a don Antonio en el día de su cumpleaños.

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Usted ha dado una sorpresa a la afición: se vestirá de luces el 24 de junio ¿es un regalo de cumpleaños que usted hace a la afición?
Primero me lo hacen a mí, porque me ponen una placa en Madrid, donde he vivido tantos años. Me dijeron que estaría bonito que matara un becerro y yo dije que, en todo caso, mataba un toro. Un becerro es como si no hiciera homenaje ni nada. Se fueron complicando las cosas, porque según el reglamento tienen que ser dos. Lo que pasa es que ahora todo el mundo está asustado, que "es una locura", pero voy con mucha ilusión y mucha responsabilidad: es Madrid.

Por la puerta grande ¿No?
El día 24 lo de la puerta grande es lo de menos: poder torear para el pueblo de Madrid. Que tenga suerte y puedan ver a Antoñete otra vez.

¿Qué es el toreo para un hombre que ha salido a hombros en Madrid tantas veces?
La primera vez que salí iba como tonto. Pues tan tonto o más iba la última. Es un sentimiento que no se puede expresar con palabras. El toreo me lo ha dado todo. Me ha hecho hombre y me ha hecho persona. Es un algo que hay que sentir en la plaza y llevarlo dentro. Yo creo que el torero nace y luego se hace. Es saber que tienes miedo y superarlo. Porque quien diga que no tiene miedo miente.

Durante treinta años ha compartido su profesión con numerosos diestros ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
He toreado con cuatro generaciones del toreo, cosa que es difícil de lograr. Desde el año 53 hasta el 88 he toreado con todos. Tengo grandes recuerdos y grandes penas, como la muerte del Yiyo en Colmenar Viejo. Era un chaval que iba a ser máxima figura del toreo, y no lo pudo lograr.


Aquella faena al famoso toro "Atrevido", el ensabanado de Osborne, el 15 de mayo de 1966 marcó la historia. ¿Considera que es la mejor faena de su carrera?
Para mí he toreado toros mejores en cualquier lado: en Francia, en Bilbao, en Burgos , en Talavera, en Toledo... Yo me quedo siempre con muletazos de un lado y de otro, y esa sería la faena perfecta, que nunca se puede hacer.

¿Qué recuerda del toro blanco?
Causó sensación cuando estaba en el Batán. Todo el mundo estaba pendiente del toro y pensé que ojalá no me tocara. Y me tocó. No me gustaba ese pelo: parecía una vaca lechera. De salida hizo una cosa muy fea: irse a los medios y oler. Pero a partir del puyazo, vi que el toro tenía condición y que había cambiado. Y a partir de ahí, todo seguido. Pero no lo maté bien.

Que usted esté fuera de los ruedos no implica que esté lejos ¿cómo se ven los toros desde esa cercanía a los medios de comunicación?
Lo paso mal. Yo no soy crítico, yo soy el torero y me cuesta hacer el trabajo. Tengo una manera de ver el toro que no comparten algunos periodistas taurinos. Yo creo que el crítico tiene que ver primero al toro. Si sólo ve al torero, la crítica no puede ser efectiva. Pero la fiesta tiene que estar abierta. La gente tiene que enterarse. Algunas críticas acertadas, que he leído, me han escocido de momento, pero luego lo he pensado y he dicho que tenían razón.

Hemos hablado de faenas históricas, de la cantidad de toreros con quienes hizo el paseíllo, ¿qué le parece el escalafón actual?
Muy interesante. Cuando se acomoden los más veteranos, que son las figuras del toreo, y que si están ahí es por algo, el escalafón se estabilizará. Ha pasado antes, y ha pasado más porque había más toreros en competencia. Ahora son tres o cuatro, pero siempre hay en todas las épocas uno que viene arreando y los tambalea.

¿Qué le parece el papel de la mujer en el ruedo?
A una mujer con un toro no la concibo. Lo pasé muy mal el otro día [en la actuación de Cristina Sánchez en Madrid]. Me encanta ver a una mujer torear un becerrito en el campo. Pero no que le puedan gritar las cosas que nos gritan a los toreros. Siempre dicen que soy un machista, pero que me lo digan. Soy así. Yo creo que hay muchas profesiones en la vida que las pueden compartir el hombre y la mujer, casi todas. No me gusta ver a una mujer boxear, que las hay. Ni en la mina. Luego, puede llegar hasta jefe de Estado, pero hay profesiones en las que creo que la mujer no deba servir.


Y en el escalafón de novilleros ¿cómo está el patio? ¿hay futuro?
Todos los años decimos lo mismo. El año pasado salió José Tomás y ahí está. Detrás de El Juli, cuando llegue, detrás de Iniesta, de Abellán, y de los de la escuela de Madrid, de Sevilla o de Valencia, si llegara uno, ya sería suficiente. Siempre habrá locos maravillosos. Para ser torero, en cualquier época, hay que tener la cabeza muy ajustada, pero un torillo tiene que estar un poquito desajustado.

La materia prima, el toro, parece no estar en su mejor momento, ¿encuentra usted alguna solución?
Tirar una ganadería abajo es muy fácil pero levantarla es muy difícil. Lo peor es que han desaparecido varios encastes. Menos mal que hay algún romántico que tiene ganado puro, y está luchando a base de dinero y de sacrificios personales. Es una pequeña reserva, pero como siga la cosa así veo mal la cuestión ganadera. Y sin toro no hay fiesta.

Para terminar, apueste por el triunfador de San Isidro.
José Tomás (a 21 de mayo de 1998). Ya aposté por él el año pasado. Es a quien se ve más firme, que más quiere, con más sentido común, con más valor sereno y que no le importa nada. Puede ser que le coja un toro, porque es un torero de alto riesgo.

Se mete en unos sitios...
Es que es ahí donde se gana la gloria. Y ahí te puede coger el toro, eso es lógico.

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