TENIS

Nadal, una estrella con los pies en el suelo

Rafael Nadal, a sus apenas 22 años, ya puede presumir de lo que no pueden la mayoría de tenistas que llevan el doble o el triple de tiempo que él compitiendo en el circuito profesional. El de Manacor es ya, pese a su corta edad, una leyenda dentro del tenis español y mundial gracias a sus méritos deportivos. Pero más allá de los resultados, su carisma y su valía persona le han llevado a convertirle en ídolo de millones de aficionados y en el deportista más joven que recibe el premio Príncipe de Asturias.

01-03-2008
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Rafa Nadal nació el 3 de junio de 1986 en Manacor, Mallorca. Su familia era muy conocida, tanto en la isla como en resto del país, debido a que su tío, Miguel Ángel Nadal, destacó en los años 90 como un excelente zaguero que defendió, entre otros, los colores de la selección española de fútbol y del Barcelona. Por ello, sus padres nunca llegaron a pensar que su hijo acabaría decantándose por el tenis, aunque llevase jugado a este deporte desde los cuatro años, ya que veían que mostraba más interés por el fútbol.

Sin embargo, su tío y entrenador Toni Nadal vio que Rafa, desde pequeño, tenía buenas cualidades para triunfar en el tenis y le convenció para que, a los doce años, dejara definitivamente el marcar goles por el conseguir sets. Todo ello venía dado porque, con ocho años, ya se había hecho con el campeonato de Baleares y había sumado títulos en todas las categorías inferiores. El más reseñable, quizás, fue el Petit Ases francés, el torneo mundial júnior por excelencia. Estas victorias propiciaron que, en la final de la Copa Davis de 2000, se le recompensara por sus resultados siendo el encargado de portar la bandera española en la presentación de los equipos.


PROGRESO FUGAZ

Debido a su meteórica carrera, tuvo que abandonar los estudios al finalizar 4º de la ESO. A su madre, Ana María Parera, no le gustó mucho esta decisión. “Rafa se hizo profesional muy pronto. Al principio yo lo llevaba muy mal, pero finalmente entendí que era imposible compaginar los estudios con su carrera deportiva”, afirma su progenitora. De esa época, Rafa siempre ha contado una curiosa anécdota que ocurrió en su primer enfrentamiento contra un jugador profesional. Toni le dijo a su sobrino que estuviera tranquilo, que si la cosa iba mal “yo haré llover y pararé el partido”. El manacorí creyó ciegamente en él y, tras comenzar el encuentro perdiendo por tres juegos a cero, se sobrepuso y logró poner el tres a dos en el marcador. En esos momentos se puso a llover y Rafa se acercó a él y le dijo: “puedes parar la lluvia que creo que a este tío le gano”.

Finalmente, se inscribió en la ATP a finales de 2001, en el puesto 818, con solo 15 años. Aunque no jugó su primer encuentro ante un profesional hasta el 29 de abril de 2002, en el Abierto de Mallorca, cuando venció al paraguayo Ramón Delgado. Desde entonces no ha parado de batir récords. Después de Michael Chang, es el jugador que ingresó antes en la lista de los 100 mejores del mundo –con solo 17 años–, el más joven en ganar un torneo Master Series –en 2005 en Montecarlo ante el argentino Guillermo Coria– y también el más precoz en llegar al quinto puesto en la lista de entradas desde que lo hiciera el estadounidense en 1989. Además, desde que lo lograra el alemán Boris Becker en 1984, nunca antes nadie había llegado con 17 años a la tercera ronda de Wimbledon. Su primer trofeo ATP lo obtuvo en Sopot (Polonia), en 2004, ante el albiceleste José Acasuso.


‘REY’ DE LA TIERRA

Si hay lugar donde a Nadal se le dé mejor batir plusmarcas, ése es la tierra batida. En esta superficie tiene el récord de partidos invicto, pues estuvo sin conocer la derrota durante 81 partidos consecutivos y superó la gesta de 53 que estableció el argentino Guillermo Vilas en 1977. Y si hay un torneo que tenga entre sus predilectos, ése no es otro que Roland Garros. Aunque, curiosamente, le costó varios años debutar en el torneo de los Mosqueteros. En 2003, una lesión en su codo izquierdo truncó sus deseos y, un año más tarde, una fisura de escafoides en su pie izquierdo le impidió disputar su primer partido sobre la arcilla de París.

Así pues, en 2005 llegó al torneo francés dispuesto a comerse la pista. Tras ganar al argentino Mariano Puerta se convirtió en el segundo jugador en la historia que lograba conquistar el campeonato galo el primer año que lo disputaba. Antes únicamente lo había logrado el sueco Mats Wilander en 1982, con 17 años. Ahí comenzó una relación de amor con el torneo que hizo que levantara la copa en las siguientes tres ediciones tras imponerse en todas a ellas a Roger Federer, considerado por muchos como uno de los mejores de la historia. Además, con su último triunfo, igualó la marca del sueco Björn Borg de alzar el Roland Garros cuatro veces de manera consecutiva.

Una de las pistas en las que siempre se le resistía la gloria era la de hierba, concretamente la Wimbledon. Tras acabar su periplo sobre el All England Club en tercera ronda en 2003 y en la segunda en 2005, decidió preparar a conciencia el campeonato inglés. Así, tanto en 2006 como en 2007, cayó en la final ante Federer en unos duelos que alimentaron su leyenda de enfrentamientos con el suizo. En 2008 su suerte cambió y al fin pudo saborear la gloria en el campeonato londinense al derrotar a su gran adversario. Este triunfo fue el primero de un tenista español masculino desde que lo hiciera Manolo Santana en 1966. Rafa se convirtió también en el tercero, tras Borg y Rod Laver, en ganar en París y en Wimbledon. Todo ello posibilitó que, tras años a remolque del considerado por muchos mejor tenista de la historia, lograra derrocar a Federer como número uno de la lista ATP.


IDILIO CON LA COPA DAVIS

El equipo español también forma parte esencial de los éxitos de Nadal. Debutó con el conjunto nacional el 6 de febrero de 2004 ante el checo Jiri Novak, y se convirtió en el más joven en vencer en la Copa Davis al superar al australiano Pat Cash. Precisamente en ese mismo año, en la final de Sevilla, se dio a conocer para el gran público al ser clave en el triunfo español con su victoria ante Andy Roddick. En 2005 y 2006 también se erigió como la máxima figura al protagonizar la victoria ante Italia que posibilitó la permanencia de España en el Grupo Mundial.

Su mayor éxito, no obstante, lo tuvo en los Juegos Olímpicos de Pekín al ser el primer español en ganar la medalla de oro en el torneo individual. A todos estos títulos tiene que añadir otros logrados fuera de la pista como el Best Breakthrough Performance –jugador revelación para la ATP en 2004–, el Laureus a la mejor promesa del año en 2006, la medalla de oro de Madrid en 2007 o la de las Islas Baleares en 2008. Pero, el más importante, ha sido, de largo, premio Príncipe de Asturias 2008. Rafa es el deportista más joven que ha logrado tan prestigioso galardón y, para ganarlo, se impuso a genios de la talla de Michael Phelps y Yelena Isinbayeva.

Pese a estos importantes logros, lo que llevó al jurado del Principado a decantarse definitivamente por él fue su lado más humano, el que se ve fuera de las pistas. Rafa Nadal nunca ha entrado en polémicas ni disputas con ningún jugador o árbitro del circuito ATP y ha demostrado siempre unos modales impecables, lo que le ha llevado a inculcar tanto a grandes como a pequeños los grandes valores del tenis. Al contrario que para otros jugadores, para Nadal lo más importante no es el dinero. Paga sus impuestos en España –al contrario que otros tenistas– y ha creado su propia fundación para ayudar a los más necesitados, a quienes destina todo lo que gana en promociones.

Y es que Nadal, pese a su cada vez más extendida fama mundial, sigue siendo un chico de 22 años que, al igual que otros muchachos de su edad, disfruta hablando por Internet con sus amigos, jugando a la PlayStation o escuchando un disco de Maná o Bon Jovi, sus artistas preferidos. El pasado mes de julio el Observatorio Astronómico de Mallorca puso su nombre a un asteroide. Todo un reflejo de su persona, pues no hay dudas de que él es una estrella que brilla en lo más alto, aunque siempre con los pies sobre el suelo.

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    Nacho Martínez

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