YO, ROBOT (Isaac Asimov, Ciencia ficción)

La obra de un visionario

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Yo, robot

Autor: Isaac Asimov

Editorial: Edhasa

Género: Ciencia ficción

Páginas: 384 páginas

Precio: 9,95 euros

Decir que Isaac Asimov era un escritor de ciencia ficción es como decir que Internet es un montón de cables kilométricos que conectan varios ordenadores: una definición tan corta y técnica que se puede calificar de errónea. Asimov, a parte de un escritor sin par y un científico apasionado con su trabajo, era un Visionario, con mayúscula al principio, sin cuya obra gran parte de la tecnología y del pensamiento científico de ciertas áreas no sería como es ahora, o simplemente no sería.

Literariamente, Asimov construyó canon y norma en el género de ciencia ficción. ¿Obras basadas en ciencia real? Hecho. ¿Largas sagas? Hecho. ¿Interconectadas entre sí? Hecho, gracias al personaje de Daneel Olivaw. ¿Moraleja sobre los peligros de la ciencia y también sus virtudes? Oh, desde luego. Todo ello construido con un estilo ágil y bello en las partes necesarias, casi científico.

¿Y la parte de visionario? En una entrevista concedida a Televisión Española en 1982, Asimov aseguraba que aquel que en el año 2000 no supiera manejar un ordenador, sería un analfabeto. Ciertamente, ¿no ha facilitado Internet y los ordenadores tanto nuestras vidas como para hacerse imprescindible manejarlos a cierto nivel? El escritor, bielorruso de nacimiento y más tarde nacionalizado estadounidense, tenía la manía de acertar en sus predicciones.

Sin duda, una de las formulaciones por las que más se le conoce son las leyes de la robótica, a saber: Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por su inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Además, un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la Primera Ley. Por último, un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.

Estas leyes parecen algo lógico y a primera vista, infalibles. Hasta que uno lee Yo, Robot, la obra de esta semana y que merecía la introducción de varios párrafos que el lector se ha tenido que tragar hasta llegar a este punto. La obra es una colección de relatos en los que se establecen y plantean los problemas de las tres leyes, que son un compendio fijo e imprescindible de moral de las inteligencias artificiales que Asimov ideó. Los relatos plantean diferentes situaciones en las que los límites de las leyes no están claros y provocan fallos de funcionamiento en los robots ilógicos desde el punto de vista humano, pero comprensibles desde la lógica robótica.

Porque sí, Yo, Robot no es una obra sobre robots, es una obra sobre la moral, la ética, las leyes y la lógica; pero en un formato inteligible para el común de los mortales. Cada uno de los relatos deja el sabor de boca de la moraleja aprendida en el lector y revive el pensamiento crítico, algo que parece que ha pasado de moda en nuestro tiempo.

Todo lo expresado anteriormente lleva a este redactor a hacerse una pregunta: ¿qué demonios tiene que ver el bodrio protagonizado por Will Smith con la obra de Asimov? Lo dicho: el pensamiento crítico Prescripción para esta enfermedad: un poco de Asimov.

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