Actores: Adriá Collado, Eric Francés, Jean Luc-Ducasse
Género: Comedia
Duración: 90 minutos
País: España
Año: XXII
Aislados es una de esas películas de baja producción, que se graban entre amigos, se ruedan en tiempo record (6 días) y que son grabadas con cámara digital. Según el director David Marques, no había dinero ni para yogures. Vamos, que no estaba el tema para mucho despilfarro.
La historia que se nos cuenta en esta ¿película? es el reencuentro de un par de amigos (Adriá Collado y Eric Francés) en Ibiza en una pequeña casa de verano. Allí entre paseo y paseo por el campo, y sin dejar de tener alguna que otra discusión con un francés que también vive allí (Jean Luc-Ducasse), estos amigos discutirán durante 90 minutos diversos temas de rabiosa actualidad como el sexo, los amigos, la homosexualidad y las pelotillas de pelusa en el ombligo.
Y pongo película entre interrogaciones porque es difícil catalogarla como tal. A entender del director, Aislados está encuadrada dentro de la nueva ola de cinema verité. Lo cierto es que la película es prácticamente un plano-contraplano en el que los dos protagonistas se la pasan hablando. Poco más ocurre en la cinta. Carece de cualquier tipo de trama.
Sin embargo, la película no es nada aburrida y posee una agilidad casi sorprendente. Sobre todo si entendemos que los planos fijos y los primeros planos son la base de la realización. Gracias a unos diálogos que bien podría haber firmado el mismo Woody Allen, los protagonistas se embarcan en unos enfrentamientos dialécticos que no por vulgares o cotidianos dejan de tener una gran calidad y humor. Son numerosos los momentos de hilaridad en los que el espectador prácticamente se dejar llevar.
En su contra, Aislados no deja de ser un episodio largo de El Club de la comedia. Puedes sacar cualquier escena de la película y enterarte de lo que se está pasando, ya que no hay una estructura dramática ni narrativa. Es por ello, que más que una cinta, Aislados es una obra de teatro filmada. Un mismo espacio, tres personajes y un sinfín de diálogos.
Cabe preguntarse si David Marques se ha equivocado de formato y directamente debió adaptar este guión a un ámbito puramente escenográfico. Por otra parte, de verité tiene poco, ya que muchos diálogos y situaciones rozan el absurdo y no por graciosas dejan de ser difícilmente creíbles.
Además de unos diálogos brillantes, el trabajo de actores es muy destacable. Adriá Collado, que aunque ha participado en una amplia filmografía, es actualmente muy popular por su papel de homosexual en Aquí no hay quien viva, lleva con talento en esta cinta el peso de los conversaciones. Lo mismo se puede decir de Eric Frances y Jean Luc-Ducasse que prácticamente debutan en esta cinta.
Hay que dar las gracias a David Marques por no tratar al espectador como un tonto y ofrecerle (y no buscar apariencias y pedanterías) más que un rato agradable. No obstante, como guionista se le aprecia talento, habrá que ver de que es capaz en un futuro con un proyecto de mayor envergadura y que realmente sea una película. ¿Estaremos ante el Woody Allen español?
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