El Congreso ya ha vuelto a su plena actividad, y digo plena porque durante el verano se han celebrado varias Diputaciones Permanentes, que es el órgano que sustituye a los Plenos en etapa de vacaciones, y comparecencias de ministros en sus respectivas comisiones, como la de Fomento por el accidente del Alvia en Santiago.
Sin embargo, el nuevo curso parlamentario que ya se ha abierto está cargado de deberes pasados. El caso Bárcenas parece que va a seguir presente en la actividad del Congreso, tanto en los debates como en las iniciativas parlamentarias. La mejoría económica (Rubalcaba dixit) sitúa al caso Bárcenas como principal herramienta de desgaste al Gobierno. Una estrategia que lleva a los socialistas no sólo a sacar este asunto en cualquier debate de cualquier ley, si no a retorcer el reglamento del Congreso para que este asunto no desaparezca de la atención pública. Esta táctica impide que se conozca cualquier alternativa socialista a la reforma de la Educación, a la Ley de Transparencia a la gestión de la polémica catalana…
Precisamente esto último es en lo que se quiere apoyar el Ejecutivo y el grupo que lo soporta para dejar de hablar del ex tesorero. Las medias explicaciones que ha dado el partido y el proceso judicial en marcha es el remitente al que se dirigen los populares para no alimentar el caso. Cualquier iniciativa del PSOE para reactivar el caso en el Congreso quedará vetada. Además, la recuperación económica y las nuevas reformas deben ser el centro del debate parlamentario señalan desde la bancada popular.
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