“No pretendo sustituir a los libros de historia, esto es una especie de prólogo” decía Arturo Pérez-Reverte al presentar su narración de la Guerra Civil dirigida a los jóvenes. Con 27 capítulos de menor extensión que una página cada uno es lo que ha logrado: un esqueleto que muestra los momentos más reseñables de esta parte de la historia española, sin profundizar en detalles y con un lenguaje muy sencillo. Fernando Vicente, por su parte, cobra un papel fundamental en la obra pues el libro consigue el equilibrio entre escritos e ilustraciones, no siendo uno acompañante del otro sino co-protagonistas.
“Todas las guerras son malas, pero la guerra civil es la peor de todas, pues enfrenta al amigo con el amigo, al vecino con el vecino, al hermano contra el hermano” comienza el prólogo de Pérez-Reverte sobre el que fue uno de los episodios más trágicos de la historia española. El original de Cartagena ha intentado con esta obra no categorizar a nadie aunque, según afirma, España es “un país que necesita etiquetar” pero él dice no tener “ideología” sino “biblioteca”. Así, según cuenta, a los jóvenes se les está explicando una “Guerra Civil falsa” y este libro es “objetivo” para remediar que suceda.
Esto último a lo que lleva, en muchas ocasiones, es a equívocos de ideas dentro de la narración puesto que, pese a su sencillez estructural y lingüística, se echan en falta datos más precisos y mayor riqueza contextual. El miembro de la RAE culpa de las atrocidades a una "incultura" manifiesta, habla de crueldad pero a la par de "valentía" y "extremo valor" por parte de los combatientes.
Arturo comienza su exposición con ‘las causas políticas’ mediante las que dibuja un contexto caracterizado por “pobreza, incultura y desigualdades”, alienación y confrontación de ideologías además de los movimientos políticos internacionales homólogos a los que en España se dieron.
El autor se sirve de 25 capítulos para contar los casi tres años de guerra, desde la división en bandos ‘nacional’ y ‘republicano’ hasta la entrada del bando nacional en Madrid y final del episodio bélico. El ex reportero de guerra se centra en los puntos de inflexión de la guerra como la intervención exterior, el gobierno de Burgos, las batallas del Jarama y del Ebro o la sublevación de Casado. No sólo se fija en escenas puntuales del conflicto sino que atiende más detalles como ‘las atrocidades’, ‘las represalias’ o el papel de la mujer en la guerra civil. Además de basar sus últimos cinco capítulos en las consecuencias de la guerra como el franquismo, los exiliados, los ‘maquis’ y una última parte a un anexo de fechas, vestuarios y términos.
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