Desde que Stieg Larsson pereciera de un repentino ataque al corazón y su trilogía Millenium saliera a la luz, la novela sueca ha sabido ganarse un hueco en las mejores estanterías del género negro. Nunca volverás rescata de nuevo la esencia oscura de la saga. No en vano, la obra de Hans Koppel ha irrumpido fuerte en 2012 tras ser nominada a Mejor Libro por la Academia de Novela negra sueca.
Cuenta la historia de Mike y la desaparición de su hija Ylva en un pequeño barrio de Helsinborg, al sur de Suecia. La preocupación junto con su mujer Sanna va en aumento mientras pasan los días. Lo que no saben es que la niña se encuentra tan solo a unos metros, en la casa de unos vecinos a primera vista normales. La crueldad es mayúscula, ya que mientras permanece encerrada ésta debe observar en una pantalla los quehaceres cotidianos de su familia, una vida que amenaza con no volver a conocer.
Un thriller de cautiverio capaz de explotar al máximo el dramatismo personal, a caballo entre el nerviosismo y el terror psicológico. La ínfima duración de cada capítulo hace que la lectura sea rápida y tensa hasta el final. Se desprende de elementos externos como es un análisis cuidado de los personajes o del entorno para centrarse en el sufrimiento de la pequeña mientras su familia comienza a llevar una vida normal, asimilando su triste pérdida.
La idea podría ser digna de una adaptación al cine firmada por el mismo Cronenberg, sobre todo por la falta de escrúpulos a la hora de narrar los abusos a la niña más violentos (absténgase el lector sensible). Sin embargo, el final resulta un tanto pobre, facilón, una especie de justificación más que como un desenlace convincente. Bienvenido sea igualmente.
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