Mónica Carrillo, periodista

"Los periodistas tenemos que
esforzarnos en ser honestos"

Las palabras pueden convertirse en verdaderos enigmas y con ellas y sus significados se puede llegar a hacer magia. Es lo que hace la protagonista de esta entrevista, que con los dobles sentidos y la ironía se ha convertido en una auténtica maga de las palabras. Es Mónica Carrillo, periodista y escritora, que ha salido de la pantalla del televisor para adentrarse en las estanterías. Ahora presenta su tercer libro, El tiempo todo locura,  Una recopilación de microcuentos nacidos en Twitter que hacen pensar en lo que tenemos, en el amor y en el tiempo, pero también en la locura que todo ello conlleva. Este es su tercer libro publicado por Planeta tras sus dos novelas La luz de Candela y Olvidé decirte quiero.

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¿Qué fue antes Mónica Carrillo periodista o escritora?
Que yo sea consciente fue antes la periodista, porque fue vocacional y yo siempre decía que quería ser periodista. Lo que pasa es que viendo lo que disfruto escribiendo y lo emocionante que es todo el proceso, desde la creación hasta después cuando ves el feedback de los lectores, diría que han ido de la mano.

¿Por qué cada vez hay más periodistas que dan el salto a la literatura?
Creo que es lógico en cuanto a que el periodismo narra lo que sucede, pero no creo que sea un fenómeno novedoso. Es una manera de crecer razonable, que no la comparten todos los periodistas, pero no me parece especialmente raro que los que nos dedicamos a televisión también vayamos por esa vía. En cualquier caso siempre ha habido periodistas que han sido escritores, tenemos a Nativel Preciado, Paco Umbral, Pérez Reverte. No encuentro que haya diferencia entre antes y ahora. 

¿Qué buscabas con El tiempo todo locura?
Quería pararme, mirar atrás y ver todo lo que hemos conseguido hasta ahora, es un pequeño homenaje a los primeros lectores. También la posibilidad de tener recopilados más de 200 microcuentos con una edición tan cuidada en la forma y el fondo. Aunque el formato es algo que ya he lanzado y me encanta esa democratización de que cualquiera pueda tener acceso y que si le gusta pueda disfrutar de esa lectura. Esto ya es un paso más, es poder disfrutar realmente, para los muy cafeteros, del gusto por el contenido y el continente.

Hablas de democratización y es que los microcuentos surgieron en las redes sociales
El germen de los microcuentos es Twitter, desde luego. También ha habido otras redes sociales, Instagram por ejemplo, pero es verdad que el primero nació una noche de Halloween en Twitter, sin premeditación y de manera espontánea y voluntaria. La respuesta del público me animó y desde hace cuatro años me han acompañado y he creado alrededor de 700. Incluso cuando escribía las novelas he seguido con ellos, alguno también ha formado parte de La luz de Candela y de Olvidé decirte te quiero. Incluso después de haber entregado este libro (El tiempo todo locura) he seguido publicándolos. 

¿Cómo ha sido seleccionar únicamente 200 de los casi 700 microcuentos?
Muy duro (ríe). El título me ayudó mucho. Lo que hice fue dividir en tres bloques  (El tiempo, Todo y Locura) y por temáticas. De ahí hice una primera criba y los fui repartiendo, pero a partir de esos tuve que hacer otra selección y era doloroso dejar fuera algunos. 

¿Te ha dolido dejar fuera alguno en especial?
No recuerdo uno en concreto, pero sí es cierto que fue complicado. 

Como has comentado este libro nació, en parte, gracias a las redes sociales pero, ¿les están haciendo daño al periodismo actual?
No me gusta ni etiquetar, ni estigmatizar, ni culpar de algo a las redes. En todo caso saco lo positivo, y en mi caso me han permitido animarme a escribir y llegar a otro público más joven y variado. Yo creo que es el uso que se le puede dar, como en todo, lo que hay que hacer es controlar, y habrá ciertos peligros como el insulto, pero eso también pasa en la vida real. No creo que estén haciendo daño, pero los periodistas nos convertimos en un filtro, tenemos una responsabilidad añadida. El periodismo ciudadano es muy positivo porque llega a lugares a los que no ha tenido acceso un periodista, la responsabilidad está en dar o no credibilidad a ciertas fuentes.

A raíz de la crítica del actual presidente de los EEUU a los periodistas y a la prensa se ha reabierto la polémica sobre la situación del periodismo. ¿Está esta profesión en crisis?
Yo creo que no, porque precisamente Trump está llamando la atención sobre eso porque le preocupa, obviamente. La prensa goza de un momento de salud bueno en cuanto al instante en el que a aquel periodista de la CNN no le daba voz y seguía preguntando. Lo positivo es que no le podía hacer callar, fue él mismo el que quedó en evidencia, al final quien se retrata es quien obliga a callar. En lo que tenemos que esforzarnos los que nos dedicamos a esto es en ser rigurosos, honestos y hacer bien nuestro trabajo, y el lector lo que hará será informarse a través de muchas vías. ¿Es complejo ante tanto ruido? Sí, pero siempre hay una parte negativa. 

Volviendo al libro, ¿con qué frase te gustaría que los lectores definieran El tiempo todo locura?
Sensibilidad o emocional. Con que les pellizque quedo satisfecha. 

Si tuvieses que elegir un microcuento de El tiempo todo locura, ¿con cuál te quedarías?
¡Qué difícil! Tengo un cariño especial a los que han acompañado a las novelas: “Te vi pasar fugazmente y pedí un deseo”, abría la primera novela, o el último de El tiempo todo locura, “Te quise como si no me fueras a romperme el corazón”. También hay algunos que cierran ciertos capítulos que obviamente son muy importantes por lo que han significado, porque han tenido repercusión en las redes y me han hecho saber que eran importantes o por la parte emocional. ¡Pero hay muchos, no podría elegir!

¿Hay algo que el tiempo no cure?
El tiempo no cura las ausencias. Cura, en parte, el dolor que genera, pero nunca te va a curar la cicatriz de las grandes ausencias. El dolor que se sufre sí, y se mitiga por un instinto de supervivencia, afortunadamente, pero los vacíos no los cura el tiempo.

Es habitual verte jugar con el significado de las palabras, ¿a qué se debe?
No lo sé (ríe). Ya lo utilizaba en mi vida cotidiana pero no era consciente de ello hasta que empecé a plasmarlo. Es verdad que utilizo mucho los dobles sentidos y los juegos de palabras de una manera irónica y siempre lo he hecho. Ahora me pongo de manera activa a buscar musicalidad y sonoridad en las palabras, he encendido la mecha, pero antes no era consciente. Está muy bien redescubrirse a uno mismo.

¿Habrá más novelas?
Espero que sí, pero no estoy todavía a ello por mi bien y el de los lectores. Pero sí que es cierto que voy barruntando ideas aunque no tengo todavía un eje. Además me gusta disfrutar de cada momento. 

Para terminar, un microcuento que defina El tiempo todo locura
Espero que El tiempo todo locura, dentro de un tiempo me recuerde que ha sido un tiempo de locura.

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