El que ríe el último, ríe mejor. Así ha terminado la temporada el Real Madrid. Un año que finaliza con la undécima Copa de Europa, pero en el que tuvo que pagar muchos peajes para llegar al éxito. Peajes que pagó con deshonores y ridículos que mancharon su imagen y que no deben olvidar si no quieren que se vuelvan a repetir.
El kilómetro cero del Real Madrid empezó el 25 de mayo de 2015, cuando Florentino Pérez decidió no dar continuidad al proyecto de Carlo Ancelotti. Ese día, muchos jugadores quedaron insatisfechos con su decisión, pues consideraban al italiano un jefe perfecto para seguir aumentando el palmarés.
Días más tarde llegó Rafa Benítez, un hombre que nunca llegó a ilusionar a su hinchada, ni siquiera con su emoción el día de su presentación. En seguida se vio que el vestuario no aprobaba sus métodos que daban prioridad a la teoría que a la práctica.
Entre Benítez y Florentino Pérez permitieron mantener la duda de la portería hasta el último día. La tecnología falló porque las personas, que se equivocan mucho más, lo provocaron. Por suerte o por desgracia, Keylor Navas se quedó en el Madrid y demostró que es un portero extraordinario. Pero la imagen blanca dejó de ser pulcra.
Después llegó la temporada como tal. En Champions no hubo discusión, pero en Liga el Madrid comenzó titubeante. Solamente el buen comienzo de Navas en la portería sostuvo a los madridistas con ilusión, hasta que la cruel realidad se hizo inevitable cuando el Barcelona vapuleó a los blancos en el Bernabéu.
Pero si el madridismo pensaba que el 2015 se había cobrado todos los éxitos de 2014 con creces, aún quedaba el peor de todos los errores. En la Copa del Rey, el Real Madrid era eliminado por el Cádiz por culpa de una alineación indebida. Ese tremendo desliz provocó la humillación internacional del Madrid y liquidó la esperanza de volver a levantar un título copero.
Tras todo esto llegó el 2016, un año que comenzó con la destitución de Benítez y el nombramiento de Zinedine Zidane. Si bien es cierto que no se le puede adjudicar un 100% del mérito al francés, es evidente que lo que no se le puede poner es un solo “pero” a su trayectoria. En estos cinco meses el Madrid sólo perdió dos encuentros y empató otros tres, ganado todos los demás.
La temporada ha acabado en Cibeles, como sus aficionados deseaban. Se peleó la Liga hasta el final y se demostró una vez más que al Madrid jamás se le debe dar por muerto. Pero los madridistas no pueden limitarse a celebrar. Deben reflexionar, pues el “hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, por lo que deben allanar un camino que se presenta sinuoso e intrincado.
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