Actores: Casey Affleck, Anthony Mackie, Kate Winslet, Woody Harrelson, Chiwetel Ejiofor,
Género: Acción
Duración: 116 Minutos
País: Estados Unidos
Año: XXII
¿Qué tendrán las películas sobre atracos a bancos, tiroteos a diestro y siniestro, sangre por toneladas e intriga a cada instante que tanto gustan? La clave está en saber calibrar la dosis justa de escenas pausadas y secuencias con un grado más elevado de adrenalina. Sea como fuere, son muchos los directores del séptimo arte que en esta temporada prefieren explotar ese campo y demostrar su valía como cineastas sumergiéndose en argumentos protagonizados por las pistolas y la agonía. Ahí mismo se encuadra el ultimo taquillazo de cine español, Cien años de perdón. Este filme gozaba de algunos puntos fuertes y suscitaba cierto interés, sin embargo, y pese a haber supuesto un boom en las salas de la capital, no era para tanto. Muchos aspectos quedaban desaprovechados.
Algo similar ocurre con la novedad más reciente del género policiaco, Triple nueve. Aquí un John Hillcoat demasiado seguro de sí mismo, ofrece al gran público una producción relativamente original en lo que al argumento se refiere, con algunos efectos especiales de escándalo y una fuerte dosis de acción y violencia que quizá se pasa de rosca.
El argumento gira entorno a varias bandas de policías y ladrones corruptos. El plato fuerte corre a cargo de los agentes, que están siendo presionados por una organización de la mafia rusa. Si quieren continuar ejerciendo su trabajo y obteniendo sus tan ansiados beneficios extra, deberán perpetuar el mayor atraco jamás vivido. Para ello, la cabeza pensante del equipo llega a la conclusión de que la mejor opción es dar la alarma de un 999. Este código basado en tres nueves alerta de la muerte de algún camarada de profesión, (de quien ellos mismos se deben ocupar). Su intención es dar la advertencia al otro lado del país, para garantizar así que todo el interés se centre en el profesional recientemente fallecido y ellos puedan operar a sus anchas mientras dispongan de tiempo.
El punto de partida no es malo del todo, pero el gran error cometido en este largometraje es darle un enfoque demasiado centrado en los ataques armamentísticos. Habrá quien piense que efectivamente esta es la clave de la cuestión, pero cuando los tiroteos se suceden de forma demasiado continuada pueden volverse en contra del propósito original y empezar a estorbar el visionado de la historia, haciendo que esta avance demasiado despacio. Si se busca más allá de la intriga que suscita la intentona de asesinato es francamente difícil encontrar nada. Ni una subtrama que abarque algún tema remotamente personal o humano, nada. Por ello el resultado final queda algo vacío e incluso flojo.
¿En que se sustenta entonces esta secuencia de escenas no aptas para hipertensos? En un reparto que supera la nota máxima. Con una Kate Winslet de hierro en su papel de rusa infranqueable a la que el público no está nada acostumbrado y que brilla con luz propia. Le siguen los pasos sus compañeros de elenco Chiwetel Ejiofor, que ya demostró su valía en la oscarizada 12 años de esclavitud, Aaron Paul o Woody Harrelson. Una interpretación deslumbrante puede salvar cualquier situación, y esta vez lo ha hecho.
No merece demasiado la pena verla en pantalla grande, si bien los adictos a esos golpes y disparos que últimamente tanto triunfan si llegarán a disfrutarla, deben abstenerse los que busquen algo distinto a unos cuantos minutos de emoción superficial.
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