Adolf Hitler, presidiendo los Juegos de su país antes de la Segunda Guerra Mundial (©COI)
Los juegos de 1936 en Berlín adquirieron un matiz político en busca de demostrar la superioridad aria. Paradójicamente la gran figura de los juegos fue el atleta negro Jesse Owens, medalla de oro y récord mundial, logrando medallas en 100, 200 y 4x100 metros lisos y otra en salto de longitud. En esa última modalidad se generó un fuerte duelo deportivo entre Owens y el germano Lutz Long, en el que terminó ganando el norteamericano. Los dos atletas dieron abrazados la vuelta olímpica, lo que no fue del agrado de Adolf Hitler, que se encontraba en el estadio.