El Club Lovecraft, de Antonio Lázaro, es una de esas novelas que están a medio camino de la novelilla de verano y la referencia a alguna obra maestra de culto(lo que convierte la obra automáticamente en otra obra de culto).
Seré franco: lo primero que me llamó la atención de la novela es el nombre de Lovecraft en el título. Un servidor es un lector ávido de la obra del famoso autor de Providence y, en general, de la literatura de terror de la escuela que creó, llamada terror materialista. Así que ni corto ni perezoso, alquilé el libro y, aun no siendo ni mucho menos lo que esperaba, me lo bebí.
Quien espere una obra de los llamados Mitos de Cthulhu, se va a decepcionar por un lado y por otro va a estar encantado. Me explico: si el lector ha leído antes algo de Lovecraft, ver referencias suyas en una novela de las llamadas "thriller cultural" (no sé qué soplagaitas las llamó así), tipo El Código Da Vinci o El último Catón.
Así como el primero utiliza la obra de Leonardo para ocultar las pistas a los personajes y el segundo utiliza El Purgatorio, una parte de la Divina Comedia de Dante, El Club Lovecraft utiliza los mitos de Cthulhu (sobre todo el Necronomicón) para ir desvelando las pistas que guiarán al periodista Bruno Dampierre a través de una catedral subterránea en Toledo.
Y no digo más. Es un libro que sin duda merece la pena pensar en meterlo en la maleta ahora que va a llegar el veranito. No es una obra maestra de la literatura pero si al lector le gustan las novelas de misterio y/o es un poco friki con el tema de Lovecraft, va a disfrutar mucho.
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