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CICLISMO

Somarriba y Astarloa, el triunfo de dos luchadores

Por La Semana.esTiempo de lectura3 min
Deportes12-10-2003

Los Mundiales de Hamilton (Canadá) han coronado a dos ciclistas trabajadores, aunque de distinta manera: Joane Somarriba corona con el oro en la contrarreloj su gran palmarés, mientras que Igor Astarloa lo abre de par en par, y de paso, confirma el grandísimo potencial del ciclismo español.

Joane Somarriba se ha convertido en algo más que una gran deportista. La mejor ciclista española de todos los tiempos ha pasado a la historia como un ejemplo de constancia, tenacidad y lucha frente a las adversidades. A sus 29 años, la temporada 2003 ha significado la conquista de la cima del ciclismo. Un sueño que durante algunos años pareció convertirse en pesadilla: entre victoria y victoria, Joane recuerda cómo una operación de hernia discal estuvo cerca de postrarla en una silla de ruedas. Fue en 1991, en plena preparación de los Juegos de Barcelona. Tras lograr su primer triunfo, su carrera se truncó de repente en un hospital de Navarra. El año olímpico pasó por encima de la joven Somarriba, luchando por volver a subir a una bicicleta. Pero lo consiguió: en 1993 las lágrimas comenzaron a dar sonrisas y su marido, el también ciclista Ramón González Arrieta, la ayudó a volver al punto donde dejó la carretera. La carrera meteórica de la española volvió a tomar la salida: pronto se proclamó campeona de España y fue entonces cuando decidió irse a Italia a competir con las más grandes. Primero fue gregaria de la figura italiana, Fabiana Luperini, pero en 1998 tomó los galones del equipo Alfa Lum para convertirse en la mejor ciclista del mundo. Dos victorias en el Giro de Italia y tres en el Tour de Francia han concluido al fin con el sueño de la vizcaína: el Campeonato del Mundo. Somarriba toma el relevo de Jeannie Longo, una de esas leyendas que siguen demostrando que la calidad nunca se pierde. A sus 45 años, con cinco Mundiales a sus espaldas -los de -, la abuela del pelotón sigue dando lecciones a las jóvenes estrellas. Igor Astarloa, de 27 años, está llamado a romper la soledad de Miguel Indurain y Federico Etxabe, los únicos españoles en ganar una prueba de la Copa del Mundo, una competición con tradición centenaria. El vasco se oculta tras la alargada sombra de Óscar Freire, pero sin hacer ruido, ha revelado sus cualidades para las largas carreras de un día. En Ermua, sin embargo, no sorprende tanto: a su paisano Pedro Horrillo también le van las clásicas. Astarloa tuvo que marcharse a Italia en 1998, después de ocho triunfos como aficionado. Tuvo suerte de que un amigo, Antón Ormaetxea, le hiciese hueco en el ciclismo italiano. Se enroló en la Saretina, una formación de aficionados que pululaba en el entorno del Mercatone, por aquel entonces con un estelar Marco Pantani. El director, Giuseppe Martinelli, confió en él y le dio la oportunidad: durante dos temporadas, Astarloa fue gregario del Pirata. En 2001 llegaron sus primeros triunfos, además en su tierra, pero su papel en el equipo no cambió. La ruptura entre Pantani y Martinelli, que recaló en el Saeco, le permitieron dar el salto. Con más libertad, Astarloa ha apuntado sus cualidades y se ha mantenido con los mejores en la Copa del Mundo: se quedó a las puertas del triunfo en San Sebastián y Hamburgo, en 2002. El jersey arco iris, al igual que sucedió con Freire en 1999, le sirve para salir del anonimato y aumentar su prestigio... y su sueldo.