DESFILE DE LAS FF.AA.
España celebra su Fiesta Nacional con seis invitados de excepción
Por Ana María Riaza
3 min
España12-10-2003
Ni los años -con este se cuentan dieciséis desde que se proclamó el 12 de octubre como Día de la Fiesta Nacional española-, ni el mal tiempo pudieron evitar el encuentro anual entre la calle más larga de Madrid y los miembros de las Fuerzas Armadas españolas. Un atentado, esperado, en la madrugada alteraba la normalidad: pero tenía lugar en Irún.
Desde la víspera, las calles de Madrid se percibían sembradas de policía y seguridad. El día de la Fiesta Nacional, en circunstancias de amenazas secesionistas y con una operación contra ETA de las más grandes del año, era el momento perfecto para que ETA hiciera su aparición. Lo hizo> en Irún. Aún así, con más de cuatro mil efectivos, los tres ejércitos -tierra, mar y aire-, desfilaron por el Paseo de la Castellana a lo largo de dos horas, bajo la atenta mirada de los Reyes de España -que llegaban a la céntrica Plaza de Colón alrededor de las 12 del mediodía-, diversos cargos políticos de nivel nacional y autonómico, y cientos de espectadores civiles. La cabalgata militar se abría con la ofrenda de una corona de laurel, en memoria de los miembros del Ejército fallecidos en acto de servicio a lo largo del pasado año, y que resultó especialmente emotiva por el recuerdo de los 62 militares muertos en un accidente aéreo en Turquía a finales de mayo, así como del sargento del Ejército del Aire, José Antonio Bernal, asesinado en Iraq la semana pasada. El acto conmemorativo se completaba con el izado de la bandera española, emplazada en la misma Plaza de Colón, y una pasada de siete aviones de la Patrulla Águila dispuestos en formación "flecha", que tiñeron el cielo encapotado de Madrid con los colores de la susodicha, y que daban inicio al desfile aéreo. Desfile que, para los más entendidos, se quedaba cojo al prescindir del recientemente adquirido caza europeo, Eurofighter, después de que el consorcio fabricante de este tipo de aeronaves ordenase la suspensión de todos los vuelos tras detectarse un fallo en el tren de aterrizaje de una unidad. No sucedía lo mismo con el posterior desfile terrestre, que sí presentaba a su nueva estrella: un carro anfibio, de nombre "Piraña", de reciente adquisición por parte de la Infantería de Marina. El contingente de a pie abría su recorrido con un batallón de la Guardia Real, así como toda una colección de banderas y estandartes, entre las que se incluyeron las de los países que integran la brigada "Plus Ultra", que cooperan, junto con España, en las labores de reconstrucción de Iraq. Estados Unidos, Honduras y El Salvador eran algunos de los invitados a la celebración de la Fiesta Nacional, que se cerraba con las unidades a caballo del Ejército. Ésta no es la primera vez que la bandera de los Estados Unidos aparece como invitada de honor en el desfile de las Fuerzas Armadas; a raíz de los atentados del 11 de septiembre, las barras y estrellas se hacían un hueco entre el rojo y el gualda como homenaje a las miles de víctimas que perdieron la vida en las Torres Gemelas. Lo que aún está por ver es si esto incitará a los norteamericanos a izar en su Día de la Independencia la bandera española, en conmemoración de los cientos de víctimas que el terrorismo se ha cobrado en España en los últimos treinta años.