VUELTA A ESPAÑA
De nuevo, sonrisas y lágrimas
Por Miguel Venegas2 min
Deportes28-09-2003
Al fin apareció el espectáculo de la Vuelta, y lo hizo a lo grande. Heras y Nozal se pusieron el traje de protagonistas en un teatro de vencedores y vencidos. Una semana de sonrisas y lágrimas al estilo español, con emoción, drama y ciclismo del bueno. Rieron Heras y Alejandro Valverde; lloró el ONCE-Eroski, que perdió el jersey oro, el puesto en el podio de Igor González de Galdeano y la clasificación por equipos.
El último atracón de competición comenzó con la victoria de Nozal inevitable en la mente de casi todos, mientras que Heras parecía abocado a la lucha sin esperanza. El líder del US Postal lograba tan sólo un minuto de ventaja en las rampas de Sierra Nevada, donde Félix Cárdenas se convirtió en el rey de la montaña, mientras la emoción se desvanecía en favor del líder del ONCE-Eroski. David Millar lograba en Córdoba la etapa que Nozal no quiso concederle en las contrarreloj, y en el turno de las escapadas, Pedro Díaz Lobato entraba en Las Rozas para gozar de su minuto de gloria. Pero la traca se iba a desatar en el fin de semana por la sierra madrileña. Roberto Heras convertía la esperanza en oxígeno, y tras una etapa escapado en Navacerrada, donde Nozal acusó por fin el gran trabajo de las dos primeras semanas, hacía de Abantos el santuario de la lucha. El de Béjar se marcó un sprint de 11 kilómetros en la cronoescalada y se embolsaba una Vuelta a España que todos le creían perdida. Nozal dejaba de reír: su merecido maillot oro volaba entre lágrimas hacia el mejor escalador del mundo, un Heras que también lloraba, como el niño que consigue tocar las estrellas y no quiere despertar de su sueño. Madrid y el ciclismo, finalmente, rendían homenaje al líder del US Postal por las calles de la capital. Se rendían ante el campeón Heras, pero también al otro campeón, un Nozal que lloraba su histórico segundo puesto, y a un chaval de 23 años que subía al podio de los grandes: Alejandro Valverde, que desbancó a un Igor González de Galdeano que no llegó en la mejor forma. El espectáculo deja al fin la Vuelta y Madrid; posiblemente el único sitio donde se había escondido. El que no se escondió fue Alessandro Petacchi: consiguió llegar a Madrid para sumar su decimoquinta victoria en las grandes vueltas, un hito histórico que será difícil igualar.