Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

CINE

Ken Loach y ¬Sweet sixteen¬, campeones en la Seminci

Por Eduardo IglesiasTiempo de lectura2 min
Espectáculos02-11-2002

Fiel con sus películas a la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), Ken Loach ha sido premiado por el jurado con la Espiga de Oro. Su filme Sweet sixteen es una muestra más del cine comprometido de su director, siempre alrededor de las miserias de la clase obrera inglesa, aunque esta vez centrado en el mundo de un adolescente. Los títulos de Zhang Yimou, Happy times, y de Diego Arsuaga, El último tren, han estado en boca del jurado por partida doble.

La Seminci presume de algo inaudito en unos tiempos en los que parece que todo se supedita al marketing: lo suyo es la calidad y no el glamour, aunque nunca rechaze a las estrellas. Lejos de los cuatro grandes festivales -San Sebastián, Berlín, Cannes y Venecia-, la nómina de premios de Valladolid habla por sí misma. Los principales galardones han caido en manos del cine político inglés, de una amarga comedia china y de un filme uruguayo sobre tres ferroviarios. Ken Loach es el hombre que retrata una vez tras otra la sociedad obrera inglesa, con escasas interrupciones, como Tierra y libertad, un filme sobre la Guerra Civil española visto desde el lado comunista. Loach traza en Sweet sixteen la vida de un adolescente en el mundo hostil del paro y la marginación, aunque lo suyo sea un canto a la supervivencia y a la esperanza. Para su largometraje, Espiga de Oro a mejor película y el premio a la mejor fotografía. Happy times ha tenido dos premios, como muestra de un reparto obligado por la alta calidad de los títulos. La Espiga de Plata la recibe Zhang Yimou, seguramente el mejor cineasta chino vivo, el director que consiguió llegar a la cinematografía pese a la rigidez de los planes de su país y que ha cultivado con delicadeza un buen montón de perlas que suenan a obras maestras. El cine oriental le debe mucho y en Valladolid ha recibido, entre ellos el premio FIPRESCI de la crítica internacional. Su actriz protagonista, Dong Yie, comparte con Adriana Ozores el galardón a la mejor actriz de esta Seminci 2002. La tercera, y no en discordia, es también la gran sorpresa. El último tren es una opera prima que ha encandilado al jurado, a la crítica y al público. Su mejor carta de presentación han sido los enormes actores argentinos Federico Luppi, Héctor Alterio y José Soriano, que se reparten protagonismo y premio a mejor actor. Para redondear, su director Diego Arsuaga se lleva una conmemoración con el nombre de Pilar Miró, el premio a mejor director novel.