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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Escaparate mundial

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional11-06-2018

Comienza el Mundial de Rusia. Es el evento futbolístico más importante y los jugadores esperan dar lo mejor de sí y exhibirse ante los cientos de millones de espectadores que siguen los partidos. La oportunidad lo merece, pues esta competición se celebra cada cuatro años, y no es frecuente que los futbolistas participen en más de tres mundiales.

Rusia, como anfitrión, también es protagonista y va a acaparar la atención global durante un mes. Lleva años preparando esta cita y seguro que demuestra que es capaz de organizar con éxito un evento multitudinario en diferentes ciudades y con participantes procedentes de 31 países.

Lamentablemente, el deporte en numerosas ocasiones se utiliza como un arma política y no debería ser así. Es evidente que no se puede disociar la gestión de un evento de estas características con la imagen y los prejuicios que ese país genera en el exterior. Además, hay políticos y organizaciones que tratan de aprovechar este escaparate para sus propios intereses. Uno de los ejemplos recientes está en el partido de preparación para el Mundial que iba a enfrentar a Israel con Argentina, candidata a ganar el título y con una gran proyección internacional.

La decisión israelí de que el encuentro se disputara en Jerusalén, ciudad emblemática y uno de los motivos de disputa entre Israel y Palestina, motivó que la Autoridad Nacional Palestina presionara para que el partido no se disputara allí y así evitar susceptibilidades. Sin embargo, ciertos sectores de la población palestina tienen la sensibilidad a flor de piel. Además, están alentados por grupos radicales como Hamas, que busca utilizar al pueblo para conseguir sus objetivos políticos, como ya demostró hace unas semanas cuando orquestó manifestaciones para asaltar la frontera israelí (que acabaron en tragedia) como respuesta a la decisión de Estados Unidos de llevar su Embajada a Jerusalén.

En este caso, las presiones iniciales acabaron derivando en amenazas de muerte contra los jugadores argentinos, que son los menos responsables de lo que hacen los dirigentes. El resultado es que el partido se canceló para evitar incidentes mayores y porque el fútbol está concebido para disfrutar y hacer disfrutar, y en este caso no iba a ser así.

Sucesos como este sirven, además, para explicar por qué los equipos israelíes juegan las competiciones europeas, a pesar de no estar en Europa. El conflicto en Oriente Próximo y el odio que existe hacia Israel hace inviable que la selección y los clubes de este país disputen los partidos continentales en la zona geográfica que les corresponde. Es una forma de evitar enfrentarse frecuentemente a amenazas e incidentes de este tipo, o peores, en lugares donde no está garantizada su seguridad.