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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Rusia vuelve para quedarse

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional05-03-2018

Nadie debería dudar de la potencia de Rusia y mucho menos menospreciarla. Es cierto que desde que se derrumbó el muro de Berlín, en 1989, y, en 1991, cayó el bloque soviético, Moscú había estado en una crisis de la que le costó salir hasta bien entrado el siglo XXI. Mientras tanto, la depresión rusa fue aprovechada por Estados Unidos para incrementar considerablemente su presencia e influencia en el ámbito internacional.

Rusia lleva unos años dando señales de recuperación y anhela volver a tener protagonismo mundial. Ya lo demostró al arrebatar la península de Crimea a Ucrania cuando este país se acercaba políticamente a la Unión Europea y al incitar, de manera soterrada, a los prorrusos del este ucraniano para que mantengan la tensión en la zona. El Kremlin también ha demostrado su fortaleza en el conflicto en Siria, al intervenir militarmente a favor del presidente sirio, Bashar al Assad. Además, cada vez son más las miradas que se dirigen a Moscú cuando hay campañas masivas de desinformación. 

Ahora, Vladímir Putin ha dado un importante paso más. Durante su discurso ante el Parlamento, el presidente ruso asestó un golpe de efecto y presentó numerosas armas, fruto del desarrollo de su industria militar. Entre ellas, se encuentran diferentes tipos de misiles con capacidad nuclear, sistemas subacuaticos no tripulados, dispositivos láser... Además, Putin se vanaglorió de que ese armamento es capaz de superar el escudo antimisiles que Estados Unidos tiene desarrollado tanto para su país como para sus aliados europeos, y recalcó que es capaz de golpear en el territorio estadounidense sin ser interceptado.

Sin embargo, Putin reiteró que estas armas tienen un objetivo de defensa y disuasorio, por lo que solo se utilizarían en el caso de que Rusia o sus aliados fueran atacados. Además, el presidente enfatizó la importancia rusa y la necesidad de que su país sea escuchado y tenido en cuenta en todos los ámbitos de las relaciones internacionales.

Estados Unidos, como no podía ser de otra forma, ha quitado importancia al anuncio ruso, destaca que no le ha sorprendido y afirma estar preparado para responder ante la nueva amenaza procedente de Rusia. Aun así, es un toque de atención para la Casa Blanca, que con Trump a la cabeza es más imprevisible que nunca, por lo que no es descartable una reacción estadounidense en forma de carrera armamentística, como en los tiempos de la Guerra Fría.

En cualquier caso, Estados Unidos y Rusia son tan potentes y cuentan con tantos intereses que, por su propio bien y por el de todo el planeta, más vale que mantengan relaciones lo más cordiales posibles y busquen puntos en común, a pesar de sus discrepancias.