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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Se acerca el día en el que solo uno sobreviva

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional29-05-2017

Los terroristas están consiguiendo, con creces, su objetivo. Siembran el terror en la sociedad mediante impactantes ataques mediáticos que, además de causar numerosas muertes, son recordados durante mucho tiempo y obligan a la potenciales víctimas a cambiar sus rutinas.

Quizá sea bueno recordarles a los niños y jóvenes que, antes de 2001, no era necesario desnudarse en un aeropuerto antes de coger un vuelo, ni cerrar el tráfico a camiones en Navidad, ni asistir con tantas horas de antelación a espectáculos, ni tener que pasar numerosos y exhaustivos controles de seguridad en cualquier evento...

Los terroristas han logrado modificar hábitos occidentales. Cada vez más personas, se plantean, aunque sea por un mínimo instante, que pueden ser objetivos de algún ataque cuando asisten a un concierto o a un partido de fútbol, cuando visitan un centro comercial o un mercadillo, cuando viajan en metro, cuando están en algún lugar muy concurrido...

El último atentado en Mánchester fue cometido por un joven de 22 años que atacó a otros adolescentes y a niños a la salida de un concierto de Ariana Grande. A pesar de los esfuerzos policiales, los criminales se adaptan rápidamente a las nuevas situaciones. De poco sirve tener garantizada la seguridad en el interior de un recinto... si a la salida se les está esperando con una bomba o con fusiles de asalto.

Evidentemente, es imposible garantizar la seguridad total. Que no atenten dentro se debe a las medidas implementadas, pero no son suficientes. Además, en este caso y como ya ha ocurrido en otras ocasiones, el terrorista estaba siendo investigado por su radicalización. Los servicios de inteligencia vuelven a llegar tarde, en estos casos más vale pecar de prudentes que dejar que ocurra una tragedia.

Los terroristas saben perfectamente cuál es su objetivo y cómo hacer daño tanto físico, con los atentados, como mental, no solo con la amenaza de perpetrar más acciones, sino también con la incomodidad que supone para muchos ciudadanos de a pie la aplicación de los protocolos de seguridad.

Mientras tanto, Occidente está demostrando que no tiene claro cómo luchar contra la amenaza terrorista y que todo lo que se está haciendo es insuficiente para evitar los envites criminales. Las ciudades están en alerta, tienen cientos de policías y hasta militares en las calles... pero no se consigue parar esta sangría. Es cierto que los servicios de inteligencia frustran intentonas, pero, aun así, se están registrando numerosos atentados en los últimos meses. Hay que tomar medidas más efectivas, aunque no sean populares.

El terrorismo islamista es el mayor desafío que tiene la comunidad internacional. El Estado Islámico (Daesh) es el enemigo del modo de vida occidental y de aquellos, incluidos los musulmanes, que no compartan su visión. Sin embargo, no hay que considerarlo como una organización terrorista tradicional, sino como una enorme corporación con numerosos tentáculos, que controla territorio, que dispone de fuentes de financiación y que cuenta con un aparato de promoción y marketing muy efectivo, capaz de captar adeptos en cualquier parte del mundo.

Para derrotar a Daesh, es necesario ser consciente de la amenaza que supone, aunar esfuerzos, tener una visión global del problema y abordar cada uno de los escenarios en los que combaten los terroristas. Por si no fuera suficiente, además, hay tener coraje y determinación, ya que el camino va a ser largo, difícil y doloroso... pero hay que recorrerlo porque, a medida que pasa el tiempo, va a llegar un día en el que solo uno sobreviva: el Estado Islámico u Occidente.