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SIN CONCESIONES

El suicidio del PSOE

Fotografía
Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura4 min
Opinión26-10-2016

Si quieres guardar un secreto, escribe en un papel aquello que es inconfesable. Nadie tomará la molestia de leerlo y, en consecuencia, pocos se enterarán. Cuanto más extenso sea el documento pasará más desapercibido. Hazlo así y el secreto estará a salvo. En esta era del espectáculo televisivo y de la inmediatez de las redes sociales, el mayor riesgo de escándalo público radica en un tuit de 140 caracteres o en un tumulto a la puerta de la sede socialista de Ferraz. Priman tanto las formas sobre el fondo y la superficialidad sobre la razón que la estrategia con mayores posibilidades de éxito para conseguir la indiferencia de los demás es ser transparente y contar las cosas con normalidad porque los argumentos sensatos no venden. Ni atraen a la audiencia ni generan retuits.

El PSOE plasma al fin en cinco folios lo que ningún dirigente quiere admitir desde el 20-D

Supongo que esto explica por qué tan poca gente ha leído la resolución del Comité Federal del PSOE. Es la resolución que entierra el "No es No" de Pedro Sánchez y que garantiza la investidura de Mariano Rajoy para un segundo mandato como presidente del Gobierno. Es histórica y no sólo por consumar un giro de 180 grados que mantiene en La Moncloa al principal adversario que ha tenido el PSOE durante 13 años. Sobre todo es histórica y novedosa porque plasma en cinco folios lo que ningún dirigente socialista ha querido admitir desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015. La realidad es que Rajoy ha vencido dos veces seguidas mientras el PSOE pierde votos y escaños hasta los peores resultados de su historia. Un año ha pasado el partido sin querer reconocer la evidencia y, de buenas a primeras, lo plasma en cinco folios escritos por la zapaterista y rubalcabiana Elena Valenciano. Un brindis por ella y una cruz por todos sus compañeros que se han amparado en la resolución para seguir aferrados al silencio sin admitir en público el secreto inconfesable. Prueba de ello es que ni siquiera pronuncian la palabra abstención.

El problema del PSOE no es sólo la abstención. El problema del PSOE no es sólo la división interna. El problema del PSOE no es sólo el navajeo entre barones. El problema del PSOE ni siquiera es que Mariano Rajoy siga en La Moncloa otra legislatura más. El gran problema del PSOE es el vacío de poder que le espera durante casi un año, la ausencia de un referente y el uso partidista de la gestora por parte de Susana Díaz. Si los barones socialistas preferían la abstención a terceras elecciones podían haber convencido a Pedro Sánchez para ello pero ni siquiera lo intentaron. Antes que la abstención quisieron cargarse al secretario general para asegurarse el control del partido y evitar que el cambio de criterio y de postura les pasara factura. Al final optaron por la vieja estrategia de crear un problema mayor con la rebelión de más de la mitad de la Ejecutiva para ofrecer después el cese de Sánchez como la única solución posible.

Crearon un problema mayor para ofrecer el cese de Sánchez como la única solución

Tres semanas después la crisis socialista no sólo no está solucionada sino que va a más. La votación de investidura plasmará esa división y acentuará la guerra entre familias. Hay quien sostiene que este es el modo que el PSOE ha escogido para suicidarse pero en realidad es el camino que Susana Díaz, que es quien realmente manda, ha preferido para tomar el control del partido político con más historia de España, o lo que queda de él a estas alturas. El PSOE perdió el 20-D y volvió a perder con más diferencia el 26-J. Hubiera bastado con reconocer su incapacidad de gobernar para solucionar el problema y evitar el bloqueo de todos estos meses. Pero no lo hizo. Prefirió ocultar la verdad que ahora reconoce por escrito y sólo por escrito en la resolución del Comité Federal. Este es el drama socialista y el motivo de muchos de sus actuales males, que no han hecho más que empezar. La travesía del desierto va a ser muy larga y traumática. Lo admiten hasta los propios socialistas.