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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Huellas

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad20-10-2016

Son unos 13.000 y viven en los lugares más olvidados del planeta. Están allí donde nadie se lo espera pero muchos les esperan. Dejaron su tierra y a los suyos por una fuerza a la que no pudieron resistirse y que casi siempre explican con una sonrisa en la cara. A muchos se les han muerto niños en los brazos. Han visto barbaridades. Pero luchan contra las injusticias y creen profundamente en el ser humano. Y en los milagros. Son testigos silenciosos de que se producen a diario. Grano a grano, paso a paso, mueven montañas y hacen camino.

Muchos no volverán a España y morirán con y entre su gente. Darán con sus huesos en esas tierras donde se ganaron los callos en las manos y la paz en el alma, donde durmieron poco y comieron mal. Pero, allí están y cada noche se acuestan con la tranquilidad del deber y la conciencia en tranquilidad.

Los misioneros no son héroes, sino meros ejemplos de lo que las personas pueden dar de sí si se olvidan de su ombligo por amor al prójimo y sin pedir nada a cambio. Son hombres y mujeres, laicos y religiosos, pero también familias y matrimonios que dejan atrás su entorno y su familia para emprender una nueva vida allá donde no se conoce el Evangelio.

Pero su trabajo no sólo consiste en evangelizar, pues los misioneros además colaboran con las comunidades locales para enseñarles las posibilidades que se abren con la educación, con proyectos de salud, con talleres de habilidades laborales. 

Y, ya puestos, prestan un hombro en el que llorar, una mano a la que aferrarse, una sonrisa en la que confortarse y alguien al que contar sus dramas particulares, pues los misioneros se ponen en los zapatos del otro, y si el otro no los tiene, se los quitan; y si el otro lleva en ellos los remiendos de su vida o alguna china que les hace sufrir, estos 13.000 embajadores de esta otra marca España se aventuran a la incomodidad de pisar alguna piedrecilla incómoda.

Y puestos a hablar de zapatos, también lo hace la campaña de Obras Misionales Pontificias para la jornada del Domund de este 2016, que con el lema 'Sal de tu tierra' invita a dejar huellas donde otros las necesitan. Y parece que, de momento, hay 26.000 marcas de los pies de los misioneros españoles.