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EL REDCUADRO

Necesitamos un Larry

Fotografía
Por Antonio BurgosTiempo de lectura4 min
Opinión17-07-2016

No les extrañará que le dedique este artículo de domingo y con todos los honores a un gato. Porque este Larry que necesitamos urgentemente en España es un gato. Un gato inglés. Yo no sabía nada de Larry hasta me lo dijo su congénere Remo, que como saben es el litergato que me tiene adoptado en su casa y que, además, me escribe estos artículos. Si salen algunas erratas es porque a veces con sus garritas no acierta con la tecla, punto en el que pasa exactamente igual que suele ocurrirle a Rajoy en las negociaciones para la investidura o a Iglesias para impedirla. Así que entre la Jefa de mi Casa Civil que me dicta muchos artículos y el gato Remo que me los escribe otros días, como hoy, no vean el vidorro que me pego. Me pasa como a aquel duque grande de España que dio con sus huesos el pobre en la cárcel, y ante las comodidades y lujeríos que se traía en tan ingrata reclusión, díjole su compañero de celda:

- Hijo, tú serás duque, pero aquí vives como un marqués.

No como un marqués, sino como un lord inglés vivo cuando Remo me escribe este artículo sobre el gato inglés Larry. Un gato peluchito, peluchito, blanco y atigrado, creo yo que de la raza que los británicos llaman "tabby". Es como el sueño de muchos españoles: funcionario del Estado. Larry, el delicioso Larry, al peludito y mullido Larry, es el gato oficial del 10 de Downing Street, la residencia del primer ministro del Gobierno del Reino Unido. Como el Platero de Juan Ramón, Larry "parece todo de algodón" y hasta tiene una extensa iconografía, ora con un lazo con los colores de la bandera británica a modo de collar, ora sentado sobre la mesa del consejo de ministros.

Larry, como digo, es lo que muchos españoles quisieran: funcionario del Estado. Está en el 10 de Downing Street por sus propios méritos, que le han merecido el cargo oficial de "Chief Mouser", o sea, el Jefe de las Cazadores de Ratones de la sede de la Presidencia británica. ¿Y qué ocurre? Pues que Larry es un gato que da en Downing Street la imagen y sensación de normalidad y continuidad en el relevo del poder que aquí nos falta. Es un gato quevedesco: "Solamente lo fugitivo permanece y dura". Se fue David Cameron, llegó Theresa May...y el gato Larry fue el único que permaneció en Downing Street. La señora May hizo una limpia buena en el Gobierno de Cameron...excepto Larry, que siguió allí como funcionario que es. Si Larry hablara (que yo creo que habla, al menos por gatuna telegrafía sin hilos desde las antenas de sus bigotes con los de Remo), yo creo que comentaría como aquel jefe de los bedeles de cierto Ministerio español:

- Los ministros son unos interinos, que los contratan por cuatro años. Me este Ministerio los únicos fijos de plantilla somos los conserjes, los bedeles y los funcionarios.

En la Gran Bretaña es el gato Larry. Que es el que necesitaríamos en La Moncloa, para garantizar esa estabilidad. Se sale Gran Bretaña de la Unión Europea, y Larry sigue allí. Dimite Cameron, y Larry sigue allí. Llega Theresa May, se retrata en la puerta con toda su familia, y Larry sigue allí. Yo creo que más que las urnas, el que nombra a los primeros ministros en la Gran Bretaña es el gato Larry. Aquí sale un presidente del Gobierno de la Moncloa y lo primero que hace es gastarse un dineral en cambiar todos los muebles, léase Zapatero. O el nuevo no quiere quedarse con el gato del anterior, como le ocurrió a Aznar con "Manolo", que lo esperaba a la salida de los consejos de ministros. Todo se solucionaría con un Larry a la española. Si en la Moncloa hubiera un gato fijo de plantilla, garantizando la continuidad del sistema, seguro que nos habríamos ahorrado las segundas elecciones. Y hasta esas terceras que pueden que estén al caer. Porque aquí no es que el gato dé imagen de continuidad; aquí es que crea los problema de gobernabilidad y de mayorías hasta el gato, y no te digo los que han perdido las elecciones y quieren hacernos creer que las han ganado.