Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Se repiten con frecuencia (y no debería ser así)

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional11-07-2016

Afortunadamente, siguen siendo hechos aislados, pero se repiten con relativa frecuencia y no debería ser así. En Estados Unidos, las muertes en condiciones poco justificadas de ciudadanos negros a manos de policías blancos son un goteo que, año tras año, va llenando el vaso de la injusticia.

Una injusticia que crece aún más cuando la investigación determina que hubo un error policial, pero este no tiene consecuencias penales (o estas son mínimas) para quien lo comete. Es verdad que en Estados Unidos las armas son fáciles de conseguir y que los policías no saben a qué amenaza se van a enfrentar. Por tanto, deben estar constantemente en alerta porque su vida puede estar en peligro incluso en una identificación rutinaria.

Aun así, es de suponer que las Fuerzas de Seguridad estadounidenses están preparadas para resolver las amenazas a las que se enfrentan. Sin embargo, ya sea por la propia experiencia adquirida o por las estadísticas, en el subconsciente de más de un agente está la idea de que el sospechoso negro es más peligroso.

Estos sucesos alimentan la gran desconfianza mutua que sigue existiendo entre la comunidad blanca y la negra. Por si no fuera suficiente, todo se agrava cuando las manifestaciones para protestar por los abusos policiales desembocan en disturbios y en el asesinato a sangre fría e indiscriminado de cinco agentes, como ha ocurrido en Dallas.

La violencia trae más violencia y no es la solución. Sin embargo, resolver este problema es mucho más complejo de lo que parece. Es verdad que desde mediados del siglo XX ha habido progresos en la convivencia, pero todavía quedan prejuicios en ambas comunidades, algunos de ellos fomentados desde las propias familias.

Para superar los miedos y odios se necesitan esfuerzos comunes que trabajen por la educación, el respeto, la tolerancia y la justicia en todos los ámbitos, desde el seno familiar hasta las instituciones. Va a llevar muchísimo tiempo (incluso generaciones) conseguirlo, por eso hay que empezar y avanzar cuanto antes.