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IRAK

EE.UU. presiona para truncar el acuerdo de Viena

Por Eva Pozueco TurabiánTiempo de lectura2 min
Internacional05-10-2002

Los inspectores de la ONU pueden volver antes de dos semanas a Irak para investigar si existen arsenales de destrucción masiva en el país. Sadam Husein, presidente iraquí, no ha puesto inconvenientes pero EE.UU. no cree que este acuerdo sea una solución que esté acorde con la situación que se vive.

Las negociaciones entre Irak, la ONU y la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) han tenido resultados satisfactorios. Las buenas noticias rezaban que los inspectores de desarme tenían vía libre para regresar a Irak. Sadam Husein no puso ningún inconveniente a que los inspectores, además, visitaran a su antojo los lugares sospechosos de albergar el supuesto armamento de destrucción masiva que Irak posee. Pero a las buenas noticias las acecha la sombra de EE.UU. que no acepta para nada el acuerdo entre la ONU e Irak. Colin Powell, secretario de Estado estadounidense, declaró que la Casa Blanca no piensa apoyar la solución y la tacha de poco rígida para la situación que se avecina. EE.UU. piensa complicar las cosas todo lo que pueda, ya que el país está dispuesto a entorpecer, en la medida de lo posible, el trabajo que harán en breve los inspectores de la ONU en Irak. La firmeza de las decisiones en la Casa Blanca se hace patente en el hecho de que Powell comparece ante las medios sin previo aviso para hacer públicas las decisiones del país. Parte de los desacuerdos entre la ONU y EE.UU. radican en el hecho de que los inspectores que acudan a Irak no podrán hacer inspecciones en los ocho palacios de Bagdad, según las condiciones pactadas. EE.UU. opina que fácilmente podría estar todo el armamento camuflado en esos laberínticos edificios sin que los inspectores pudieran nunca descubrirlo. Por esto, Powell apuesta por una nueva resolución antes de que los inspectores vuelvan a Irak, una nueva resolución que les dote de potestad absoluta para inspeccionar todo el país si fuera necesario, sin excepciones. Pero una nueva resolución al acuerdo de Viena es prácticamente imposible. A pesar de que la hiperpotencia tenga el incondicional apoyo de Gran Bretaña los tres países miembros con derecho a veto que quedaban por opinar sobre el tema, China, Francia y Rusia, no se han puesto de su lado sino que, por el contrario, aceptaron el borrador de la resolución inmediatamente.