Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Almendros en flor de enero

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Sociedad27-01-2016

Hace un tiempo raro, aunque la explicación a la locura meteorológica no la tenga únicamente el famoso cambio climático y se deba más bien a que enero siempre tuvo las lunas más claras, como bien da fe la sabiduría popular del refranero. Pero que en este primer mes del año florezcan los almendros en Madrid es para hacérselo mirar, como se miran los niveles de contaminación que un día de estos nos van a dejar con la cómoda libertad del coche en el garaje. 

Es enero y en Madrid ya es primavera. No sólo lo es porque los escaparates presuman de rebajas y avances de temporada, sino porque hasta los almendros andan florecidos como si fuesen los jardineros del césped del Bernabéu los que cuidan de que la temperatura, la humedad y la luz sean las idóneas para un eterno mes de abril bajo las botas de marca de los galácticos. 

Es enero y este tiempo maldito de caer un par de gotas y de ignorar a San Isidro y sus milagros traerá su agosto baldío e infernal. En todos los sentidos. Parece que no sólo de la previsión de la Aemet vive el hombre, pues en el país de esta hermosa capital aún no hay gobierno y las previsiones pueden dar más miedo que las tormentas a quien invoca a Santa Barbara. O sea, una ciclogénesis explosiva de esas.

Si el tiempo está como una cabra, el ser humano no anda mucho mejor. Eso sí, los almendros florecen con belleza bajo la boina de contaminación madrileña, la basura ambiental que manda al retrete los valores humanos y la porquería callejera entre clínex abandonados, hojas caídas y cacas de perro. Así están las cabezas, alunaradas como árboles en flor en la primavera de enero.