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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Otra vez Putin

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional05-10-2015

Vladímir Putin está empeñado en que Rusia regrese al panorama internacional como la gran potencia que un día fue. En los 16 años que lleva en el poder, está usando todos los medios a su alcance y no duda en utilizar la fuerza y burlar las leyes cuando lo cree necesario.

No es fácil levantar un país desmoronado tras el colapso de la Unión Soviética, pero las políticas de Putin y su empeño le están dando buenos resultados y generando cierta preocupación en sus tradicionales enemigos, con Estados Unidos a la cabeza.

Desde el final de la Guerra Fría (1991), la Casa Blanca se había acostumbrado a tener adversarios débiles y aliados sumisos. Ahora, es cierto que Estados Unidos podrá seguir haciendo y deshaciendo a su antojo (como gran potencia que es), pero va a tener que convivir con otro gallo en el gallinero internacional, con el que va a haber discrepancias, tensiones y conflicto de intereses. Sí, porque los intereses son los que mueven al mundo, aunque intenten disfrazarlos con otros nombres.

Rusia, hace meses, ya dio un golpe sobre el tablero estratégico cuando arrebató Crimea a Ucrania y cuando alimentó la guerra en las regiones ucranianas rusófilas. Ahora, se ha metido de lleno en el conflicto de Siria mediante una operación militar que, de momento, solo incluye ataques aéreos.

La decisión rusa ha cogido con el pie cambiado a Barack Obama, a quien le falta convicción para adentrarse en el avispero sirio. Eso sí, como no podía ser de otro modo, desde Washington se ha criticado la iniciativa de Moscú y se ve con gran recelo cualquier implicación que no cuente con su beneplácito.

La guerra en Siria es tan compleja que hace que Estados Unidos y Rusia tengan intereses opuestos pero también enemigos comunes. Putin respalda al presidente, Bashar al Asad, y quiere seguir manteniendo su influencia en el área mediterránea. Obama acusa a Al Asad de cometer atrocidades contra su pueblo, quiere derrocarlo y apoya a los rebeldes.

Sin embargo, rusos y estadounidenses coinciden en la necesidad de combatir al llamado Estado Islámico, que también está presente sobre el terreno sirio y se aprovecha del caos para ir alcanzando sus macabros objetivos.

En un escenario tan peculiar, con numerosos actores implicados y con tantos intereses en juego para las dos grandes potencias, es imprescindible encontrar una solución que permita ir de la mano y que satisfaga a ambas. Si no lo hacen, aumentará la desconfianza mutua y, lo que es peor, la guerra se enquistará aún más, perdurará y sus graves consecuencias llegarán más lejos de lo que esperan.