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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

El trampolín de Donald Trump

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional31-08-2015

Donald Trump ha irrumpido en la actualidad internacional como un elefante en una cacharrería. Muchos pueden pensar que esta efervescencia no es más que una de las conocidas como serpientes de verano (noticias poco relevantes que atraen la atención durante el periodo estival -generalmente, con menos carga informativa-, y que acaban olvidándose). Sin embargo, tiene toda la pinta de que en los próximos meses se va a seguir hablando, y mucho, de Trump.

Este empresario, magnate y multimillonario estadounidense, de 69 años, lleva tiempo flirteando con la política desde un segundo plano, y ahora quiere ser protagonista. Trump se ha presentado a las primarias del Partido Conservador, y, en pocos meses, ha logrado encabezar las encuestas y que se hable de él a todas horas.

Y no es que Donald Trump sea un genio de la política, pero sí es listo y sabe jugar sus cartas. Está consiguiendo notoriedad a través de sus declaraciones, tan polémicas como impactantes. El candidato republicano es más que políticamente incorrecto, y en numerosas ocasiones es grosero. Ha criticado a inmigrantes que buscan un futuro mejor, a mujeres solo por su condición... y no tiene reparos en montar numeritos cuando cree que va a obtener réditos.

Por si fuera poco, Trump sabe azuzar los miedos que están en el subconsciente de muchos estadounidenses, como la inmigración relacionada con la delincuencia, la inseguridad ciudadana, que otros se apoderen del bienestar y de los derechos alcanzados...

Todo, eso sí, con un discurso populista, vacío, simple... pero que no deja indiferente a nadie. A muchos les repugna y lo critican, pero en otros tantos sus palabras calan, independientemente de su condición social.

Sin embargo, dirigir Estados Unidos no es un juego, por lo que a medida que vayan pasando los meses y acercándose las elecciones, Donald Trump tendrá que dejarse de discursos superfluos y hacer propuestas en profundidad y explicar cómo quiere alcanzarlas. Ahí se verá si da la talla, si va en serio, o si sus aspiraciones presidenciales se quedan en un mero entretenimiento de un millonario.