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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Los últimos días

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España18-05-2015

No va más. El bipartidismo que cada noche de escrutinio acostumbraba a pintar de rojo o azul el reparto de poder en España agota sus días finales en esta última semana de campaña electoral. Y esta vez va en serio. Porque el ocaso del binomio PP-PSOE se llevaba anunciando mucho tiempo, menos que la gira de despedida de los Rolling Stones, pero casi tanto como la llegada del estallido social que al final nunca llegó. El fin del bipartidismo se vaticinó ya por aquellos días de mayo en los que decenas de plazas gritaron “no nos representan”. Pero la realidad es que una semana después Rajoy allanó su camino a La Moncloa con incontestable victoria en unas municipales que ahora se ven muy lejanas. “Esto es democracia y no lo de Sol”, replicaba al 15M la celebración bajo el balcón de Génova 13. Qué eran unas tiendas de campaña del Decathlon al lado de un partido como Dios manda (por emplear terminología rajoyana). Han pasado cuatro años, la primera legislatura de eso que llamaron perroflautas y quienes no les representaban entonces ahora se debaten entre no desaparecer, no ser fagocitados o pactar. La democracia, ya lo ves, son muchas cosas.

Esta vez va en serio porque el aviso de las elecciones europeas hace ahora un año se va a ver multiplicado el 24M y porque no es un lejano y desconocido parlamento en Bruselas lo que se decide, sino el alcalde de tu pueblo. De miles de pueblos, provincias y comunidades con la irrupción de dos nuevos partidos llamados a dibujar el mapa de España con más colores que la bandera del orgullo gay. Por cierto, será justo un día después de Eurovisión, evento que vendrá a confirmar que los españoles somos hoy más capaces de aplicar complicadas claves geoestratégicas para anticipar los votos que sacará Edurne que vaticinar los lugares en los que un candidato no necesitará camelarse a nadie para gobernar. Así de complicada se ha puesto la quiniela más si cabe después de que Podemos haya pasado de llamar a conquistar el cielo por asalto a proclamar que la política es “mancharse” y “contradecirse” para disgusto del amortizado Monedero. Por su parte Ciudadanos ha obrado con sus listas electorales el milagro de los panes y los peces, aunque más de uno le ha salido podrido. Pequeños contratiempos que evidencian que hacerse mayor entraña no pocos dolores de cabeza.

Con todo, estas elecciones no dejan de ser también el paso previo a unas generales donde, entre otras cosas, los ciudadanos tendrán la oportunidad de manifestarse ante este nuevo escenario que ha tenido en Andalucía su particular banco de pruebas de lo que puede dar de si esta italianización a la española de la política. Los aires de regeneración provocados por la obligación de llegar a pactos y aceptar las propuestas del otro podrían verse abocados a un colapso en el que la constante repetición de elecciones es una posibilidad no descartable. Esta situación a buen seguro tratarán de aprovecharla PP y PSOE para de aquí a final de año apelar al voto útil frente al caos y derivar los aires de cambio a un giro lampedusiano en el que más de uno acabaría proclamando que el fin del bipartidismo no es esto, no es esto.