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PNV y EA presentarán recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de partidos

Por Ana María RiazaTiempo de lectura2 min
España06-09-2002

En un quiebro político que bien podría equipararse a cualquier amago futbolístico que se precie, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) presentaba el pasado jueves su propio recurso de incostitucionalidad contra la Ley de Partidos Políticos, que desde el pasado mes de agosto ha liquidado cuentas y saldos de la formación política Batasuna.

Si bien la iniciativa se escapaba en un principio de las manos del partido de Gobierno vasco por no disponer de diputados suficientes, su coalición con el brazo derecho del mismo, la formación Eusko Alkartasuna (EA), permitirá al partido comandado por Xavier Arzallus acceder su proposición no de ley al Parlamento vasco, a fin de que este recurra la Ley de Partidos ante el Tribunal Constitucional. La propuesta, que se remite al acuerdo que adoptaba la Cámara vasca durante el pasado mes de mayo, y que se alzaba contra la restricción de libertades constitucionales que en aquel momento supondría la puesta en marcha de la Ley de Partidos Políticos, aboga por que el Parlamento vasco recurra la aprobación de la ley por "discrepancias de carácter jurídico". Para PNV y EA, la Ley de Partidos choca en diversos de sus artículos -y más concretamente con los artículos número nueve, que enumera las diferentes actividades por las que un partido político puede llegar a ser ilegalizado, así como los artículos diez y once y las disposiciones adicionales primera y segunda-, con la Constitución Española de 1978, llegando, incluso, a negarla completamente en diversos aspectos. De este modo, y a juicio del Partido Nacionalista Vasco, la Ley de Partidos restringiría derechos y libertades tan fundamentales como la libertad ideológica, de expresión y de asociación, así como el derecho de participación ciudadana. El acuerdo tomado entonces en el seno del parlamento vasco ya pedía la inmediata paralización de la Ley, aún en trámite, o, a falta de ello, su futura revocación. Ante esto, PNV y EA aúnan ahora sus fuerzas en un amago que, mientras que para unos supone la ratificación de la existencia de un nexo vivo entre el nacionalismo vasco y la formación abertzale, considerada, por otra parte, el brazo político de ETA -PNV es una de las pocas formaciones vascas que no reciben amenaza alguna de la organización terrorista-, para otros PNV solo buscaría hacerse con el mayor número de votos que penden indecisos en el aire desde que Baltasar Garzón decretó el pasado 26 de agosto la suspensión de todas las actividades de Batasuna. Por su parteel tercer partido de la coalición que lidera el Gobierno vasco, Izquierda Unida (IU), ha permanecido hasta ahora al margen de toda parafernalia institucional. Si bien desde el primer momento el partido que coordina Gaspar Llamazares ha mostrado sus reticencias a llevar a cabo la propuesta nacionalista por la poca transparencia que destilan sus fines, distintas fuentes de la formación ya han manifestado su aprobación a que sea el Ejecutivo vasco el que presente el recurso de inconstitucionalidad, en pro de la revocación de la Ley de Partidos, a fin de evitar que esta salga adelante gracias a los votos de Batasuna. IU ya ha anunciado que votará o no a favor de la propuesta nacionalista "en función de la aceptación o no de sus enmiendas".