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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

En Reino Unido gana la flema

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional11-05-2015

Las elecciones celebradas en Reino Unido han demostrado que los británicos mantienen su denominada "flema", ese carácter tranquilo, correcto, donde pocas veces se pierde la compostura, y que facilita que las decisiones sean meditadas y no fruto de un calentón (como habitualmente sucede en los países mediterráneos).

Las encuestas auguraban un empate técnico entre el Partido Conservador y el Partido Laborista, y la constitución de un parlamento fragmentado. Es decir, iban a ser necesarios pactos, y el nuevo gobierno sufriría de la inestabilidad que caracteriza a este tipo de situaciones.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los británicos han revalidado su confianza en el actual primer ministro, el conservador David Cameron, y esta vez le han dado la mayoría absoluta. Por tanto, no es necesario que pacte con otros partidos, como hizo en su primera legislatura.

Sí, Cameron el de los recortes, el de la austeridad... pero también Cameron el que con sus políticas está consiguiendo cierta recuperación económica y paliar los efectos de la crisis.

Los británicos han apostado por la continuidad antes que por adentrarse en aventuras que suenan muy bien, pero cuyo final es incierto
Como afirma el refrán español: "Más vale malo conocido, que bueno por conocer", los británicos han apostado por la continuidad antes que por adentrarse en aventuras que suenan muy bien, pero cuyo final es incierto. Ya lo advirtió más de una vez el propio Cameron durante la campaña: no votarle a él sería poner en riesgo los avances conseguidos hasta la fecha.

No necesariamente tiene que ser verdad. Sin embargo, los países en donde se ha castigado al partido gobernante no han mejorado significativamente con el cambio, y, además, muchos votantes se han desengañado al ver que las promesas de cambio eran imposibles de cumplir.

David Cameron goza de mayoría absoluta, pero su nuevo mandato no va a ser un camino de rosas (símbolo nacional de Inglaterra). Tiene un cardo (símbolo nacional de Escocia) que debe manejar con cuidado si no se quiere pinchar. Los nacionalistas escoceses han arrasado en su territorio y van a poner en más de un aprieto al reelegido primer ministro. Este ya se ha comprometido a potenciar cada una de las naciones (Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte), pero sin menoscabar el poder de Reino Unido.

Cameron, además del territorial, tiene otros retos, como seguir avanzando en la salida de la crisis económica mediante políticas de austeridad, negociar con la Unión Europea qué papel desempeña Reino Unido (y qué beneficios obtiene), y ver cómo maneja el incremento del euroescepticismo y el referéndum de permanencia a la UE que pretende convocar en 2017.

De cómo gestione estos retos y los que le vayan surgiendo en los próximos cinco años, dependerá el futuro de su partido (Cameron dice que no se va a presentar a una nueva reelección) y, lo que es mucho más importante, el futuro de Reino Unido, y, por extensión, de la Unión Europea.