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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

El partido político de los niños

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad13-05-2015

Los niños no votan, pero si lo hicieran quizás darían más en el clavo que esos ciudadanos supuestamente capaces que somos los adultos. Los niños no cuentan para los políticos, porque, si contasen, propuestas como las que ha recabado la Plataforma de Infancia serían las primeras en recibir presupuesto y en cumplirse cuando el vencedor de las urnas llegase al poder.

Los niños no cuentan para el ajetreado año electoral que estamos viviendo. Y lo saben y porque lo saben han escrito sus propuestas, no para mandárselas a los Reyes Magos, sino para que esos señores que nos gobiernan, y que no les caen tan simpáticos como Melchor, Gaspar y Baltasar, les tomen un poco en serio. No es moco de pavo: el futuro está en juego.

Si las encuestas preelectorales las respondiesen los niños, no ocurriría como pasó en Gran Bretaña hace apenas unos días (y como entre los votantes ibéricos también sucede): una cosa es la que se dijo que se iba a votar y otra bien distinta lo que resultó en los comicios.

Si hay algún político listo en la sala, más vale que cambie su programa de "quítate tú para ponerme yo" y, de vez en cuando, sea un poco niño

Los críos dirían la verdad. Y la dicen en esas 25 propuestas que han trasladado a sociedad a través de la Plataforma de Infancia: quieren que cuenten con ellos para reformar la Ley de educación, piden más medios en las escuelas, que las calles estén más limpias, la naturaleza más protegida y, un dato a destacar, quieren que se lleve a la práctica el derecho a disfrutar de la familia.

Parece que en estos tiempos de impuestos y corruptos, eslóganes y pactos políticos, recortes y círculos asamblearios, lo primero queda en último lugar. Y ya se sabe que los niños, además de los borrachos, siempre dicen la verdad.

No son nada buenos los comas etílicos, pero sí ese estado desinhibido que aparca los prejuicios y abre el corazón. Así que si hay algún político listo en la sala, más vale que cambie su programa de "quítate tú para ponerme yo" y, de vez en cuando, sea un poco niño: esa tierna e inocente esencia del proyecto de ser humano que pocos llegan a ser. Así, el "partido político de los niños" tendría una dignísima representación.