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Germanwings

El copiloto del avión estrellado había ensayado la maniobra

Por Desiree PanaderoTiempo de lectura2 min
Sociedad06-05-2015

Los investigadores de la colisión del avión de Germanwings han confirmado este miércoles que Andreas Lubitz había probado la maniobra, sin embargo, aseguran que estas bajadas eran imposibles de detectar por el resto de personas que viajaban a bordo. Ni la tripulación, ni la central aérea francesa, ni los pasajeros del avión hubiesen podido darse cuenta de que el copiloto había programado el avión para que descendiese hasta la altura mínima posible, 100 pies, unos 30 metros, en cinco ocasiones durante el vuelo, finalmente habría corregido la maniobra.

El Airbus A320 había despegado a las 06:01, hora alemana, de Düsseldorf con destino a Barcelona. La tripulación fue la misma a la ida y a la vuelta. El piloto abandonaba la cabina a las 07:19  y Lubitz, una vez se halló sólo, reguló hasta en cinco ocasiones en cuatro minutos el piloto automático en posición de 100 pies, que es la mínima que permite el avión. Horas más tarde, repetía la operación y estrellaba el aparato. Esas manipulaciones no se detectaron porque el avión ya se encontraba en fase de descenso.

El avión de Germanwings se estrellaba en Los Alpes y dejaba un saldo de 150 muertos. Los investigadores del caso han descubierto que Lubitz había ensayado cinco veces su operación en el vuelo de ida el mismo día del accidente. Estos ensayos se produjeron en el trayecto entre Düsseldorf y Barcelona. Estos datos se extraen de los resultados de las investigaciones realizadas por la Oficina de Investigación y Análisis (BEA, por sus siglas en francés). Se trata de un informe provisional.

Lubitz  repitió esa maniobra cuándo tuvo lugar la tragedia, explicó el director de la oficina  de investigación francesa (BEA), Rémi Jouty. Las cajas negras confirman que Lubitz actuó de forma  premeditada en el momento del siniestro y que estrellar el aparato era su objetivo. Germanwings no dio a conocer a las autoridades del tráfico aéreo de los trastornos psíquicos que padecía este copiloto, según fuentes del departamento del Tráfico Aéreo. En 2009 Lubitz  reanudaba su formación en la escuela de Lufthansa tras haber superado una depresión grave. “No es cierto que el departamento federal de Tráfico Aéreo (LBA) estuviera informado de la situación médica del caso Lubitz”, aseguraban al inicio de las investigaciones.

De acuerdo con esa versión, el LBA accedía a las actas médicas del Aeromedical Center de Lufthansa tres días después de la tragedia. La aerolínea tiene obligación de comunicar casos graves, como una depresión a este organismo. La compañía no ha desmentido y rebatido estas informaciones porque forman parte de una  investigación inconclusa llevada a cabo por la Fiscalía. Desde 2009, Lubitz había superado seis revisiones, en las que se certificaba que era apto para ir en cabina. “Queremos transmitir nuestras condolencias a las familias y allegados de las víctimas del accidente de Germanwings”, se puede leer en la página principal del Sindicato español de pilotos de líneas aéreas (Sepla).