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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

Irán con esperanza, pero con trabajo pendiente

Fotografía
Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura3 min
Internacional06-04-2015

Los negociadores para alcanzar un pacto sobre el programa atómico iraní irán con esperanza a sus respectivos lugares de origen, pero también con trabajo pendiente. Es evidente que la declaración de intenciones pactada en Lausana (Suiza) entre Irán, por un lado, y Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania, por otro, es un paso muy importante, y, como tal, se ha celebrado.

A pesar de ello, todavía queda plasmar y especificar todos los puntos esbozados ahora, y lo que es más difícil, cumplirlo a rajatabla. Aun así, no cabe duda de que este principio de acuerdo es muy importante porque se basa en la confianza mutua y porque genera tranquilidad.

Hablar de confianza mutua entre Irán y Estados Unidos es todo un logro
Hablar de confianza mutua entre Irán y Estados Unidos es todo un logro, después de decenas de encontronazos diplomáticos registrados tras el éxito de la revolución islamista en 1979, la crisis de los rehenes estadounidenses en Teherán, las acusaciones de la Casa Blanca de que el régimen iraní financiaba el terrorismo internacional e incluso la inclusión de Irán en el llamado Eje del Mal, por parte del ex presidente George W. Bush.

Asimismo, proporciona tranquilidad porque Irán se compromete a usar su programa nuclear con fines civiles y a permitir las inspecciones internacionales de sus instalaciones. Los dirigentes iraníes siempre afirmaron que sus intenciones eran pacíficas, pero no gozaban de credibilidad porque el anterior presidente Mahmud Ahmadineyad tenía un discurso en el que abundaban las bravuconadas y que pedía públicamente la destrucción del Estado de Israel.

Sin embargo, algo empezó a cambiar en verano de 2013, con la llegada a la Presidencia de Hasan Rohuani, más moderado que Ahmadineyad y con un actitud más constructiva. Desde entonces, el diálogo entre las partes es más fluido y se han ido estableciendo vínculos de confianza que han permitido el éxito alcanzado en Lausana.

A todas las partes les interesa que se consolide este pacto
A todas las partes les interesa que se consolide este pacto. Por una parte, a Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, Alemania y a sus respectivos aliados porque se le quita un quebradero de cabeza y el temor de que Irán fabrique armas atómicas. Por otra, a los iraníes les supone el levantamiento de las sanciones internacionales impuestas y también les permite recuperar protagonismo en la diplomacia.

A pesar de ello, el principio de acuerdo ha generado el enfado de dos de los grandes aliados de Estados Unidos en Oriente Próximo: Arabia Saudí e Israel. Los saudíes temen que la región se llene de un exceso de libertad de acción de Irán, con quien, además, discrepan en la rama del Islam (Arabia Saudí es mayoritariamente suní, mientras que Irán es chií). Los israelíes recelan porque los iraníes apoyan a la organización libanesa Hezbola, con los que ha tenido enfrentamientos armados en más de una ocasión, y porque si Irán lograra la bomba atómica sería un enemigo que amenazaría fehacientemente la existencia del Estado de Israel.

Queda, por tanto, camino por recorrer, pero se han puesto los cimientos para alcanzar un pacto definitivo que beneficie a todos. Los recelos israelíes son comprensibles y pueden servir para que los garantes del proceso se esfuercen aún más para asegurar que todo vaya según lo previsto. El riesgo de que Irán se aproveche de la coyuntura y desarrolle armas nucleares de forma secreta es real, pero en cualquier caso es mucho menor que el que existía antes del principio de acuerdo alcanzado en Suiza.