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ANÁLISIS DE CULTURA

El Universo

Fotografía
Por Marta G. BrunoTiempo de lectura3 min
Cultura21-01-2015

Cuando el cielo se abría ante sus ojos, llegó el derrumbamiento. Placajes de la vida. Dichosa mala suerte. Porque todo no puede ser, dirán unos. Porque su mente es demasiado lúcida para tener en cuenta su otra condición, de la que él sí ha sufrido más que nadie. La teoría del todo y de la nada, ojos que pasan de la ambición a…sí, la misma ambición aunque sea impedida.

Hay vidas que maravillan más que otras. La de una ama de casa sin más preocupaciones que sacar adelante a sus hijos puede apasionar. Sí, porque ojo a ver el valiente que lo consigue sin morir en el intento, porque la memoria que no la experiencia me dice que no existen los sábados ni los domingos, ni los despertadores a las 10. El reloj suena cuando lo hacen sus reclamos. Y, aunque parezca mentira, es esa vida comparable a la de los genios. Que lo son, de otra manera.

Siempre he tenido especial curiosidad por la de Stephen Hawking. Y no sólo por su valor de llegar hasta aquí con la fuerza de un nervio, el genio de la astrofísica que inspira películas. Esclerosis Lateral Amiotrófica, enfermedad que siempre ha existido y que gracias a un cubo ha conseguido llamar la atención de muchos que jamás habían oído hablar de ella. Que se lo llevaría en dos años. Pues no. Un cerebro sano encajonado en un cuerpo cada vez más desgastado. Hacia el infinito, libro de su primera esposa, deja claro todo. Un superhéroe del que hemos oído hablar los de los 80 desde que calzábamos menos de un 35. Era más que aquel hombre que hablaba como un robot en silla de ruedas.  Es un hombre fuera de lo común y por lo tanto irrepetible. Una tesis que cambió el concepto del universo. ¿Dónde están sus sucesores?

 El Umbral de la Física, que sin embargo, posee una personalidad que suscita una duda inquietante. ¿Por qué, dada su increíble inteligencia y su capacidad de influencia, no puso todo su intelecto para buscar una solución para la enfermedad que le había dejado prostrado en una silla y que le había cedido la voz a un ordenador?

Flaco favor al resto de afectados, pero puede que también el secreto de su superación. El miedo, orgullo por ocultar tu estado ante la humanidad hace que uno mismo se olvide, aunque parezca mentira, de lo que sufre. Y lo cuenta alguien ajena a esa enfermedad tan dura. Acabar todo lo que tienes que hacer para irte con tus frustraciones resueltas. Las dudas solucionadas. Un agobio al que se sumaba, según relata su ex mujer, la alerta nuclear, que en cualquier momento haría chocar con su indestructible fuerza dos titanes con  triste desenlace para sus habitantes.

El sueño no se ha terminado aún para Hawking. Su gran amor jamás han sido las mujeres, sino un espacio que nos queda demasiado lejos, del que se preocupa por la puede que inexiste supervivencia de los agujeros negros. ¿Comprenderemos alguna vez las leyes que rigen el Universo?