Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Sólo para lo que nos interesa

Fotografía
Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad08-10-2014

Cuando se estudia Periodismo se aprende aquello de la importancia de poner en contexto las informaciones, de contrastar las fuentes y de manejar los datos y los hechos con delicadeza, pues un error en un titular, una imprecisión en una frase o una expresión tan llamativa como incompleta pueden perjudicar seriamente la vida de una persona o de cientos. Luego van pasando los años y la vida demuestra a golpe de realidad que una cosa es predicar y otra dar trigo; que hasta de la ética de la que presumía Gabriel García Márquez (“La ética debe acompañar al periodista como el zumbido al moscardón”, dijo) no fue tan fácil de cumplir en sus propias carnes; y que hay quienes incluso aconsejan guardarla en el bolsillo cuando se sale de casa. Por eso vemos los titulares que vemos: que si las empresarias de prestigio mandan a las féminas de entre 25 y 45 años a fregar a casa; que si el aborto es un derecho; que si sólo los ricos, los políticos y los banqueros son los que roban tarjetas black en ristre; que del Estado Islámico ya hablaremos los españoles cuando nos toque; y que la Iglesia sigue siendo una retrasada porque no acepta los matrimonios entre personas del mismo sexo, por ejemplo. Seguro que estos días de Sínodo de la Familia en el Vaticano sale alguna cosilla parecida, sacada fuera de contexto porque algún plumilla espabilado hace decir al ayudante del ayudante de un cardenal o a un obispo de habitual lengua floja lo que no diría en sus cabales un buen experto en teología. Con perdón, pero el corporativismo en esta bendita profesión debería ser merecedor de una buena colleja. Una cosa es ser madre de taytantos y defender lo indefendible porque la puñetera realidad se enfrenta a las lógicas tanto del machismo imperante como del hembrismo excluyente, piel de oveja sobre el lobo feroz con que visten muchas feministas actualmente; una cosa es ser tan libre de actuar como responsable de los actos de uno y otra bien distinta utilizar el derecho a vivir de otro como venga en gana; es igual de insultante a la inteligencia que un consejero de Caja Madrid se gaste en caprichos el valor de una hipoteca de un currito que éste se lleve los paquetes de folios de la oficina a casa (“Quien roba en lo poco…”); resulta fácil y hasta gracioso poner verdes a los curas carcas cuando de los imanes que llaman contra el infiel nadie dice ni mu; y ¿el Papa? ¿Francisco?, por cierto, que majo el Bergoglio, pero sólo para lo que interesa, como en todo: el ombligo. El ego. La vanidad. El pecado favorito.