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IMPRESIONES

La libertad “en concreto”

Fotografía
Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión31-07-2014

Sigo releyendo a mi maestro López Quintás y descubro ahora, en un libro de los años 60, que escribió sobre la “libertad en abstracto” para contraponerla con “la libertad en concreto”. Me parece una formulación bastante simpática, porque siempre que sale el tema de la libertad hay quien sostiene que “no somos libres” porque “no podemos hacer lo que nos da la gana” o porque “nuestras opciones son limitadas”. Siempre pensé que quien argumentaba así sacaba los pies del tiesto; y ahora puedo decírselo con toda paz y con una expresión mucho más técnica: esa libertad de la que hablas, como idea, está bien, pero no sirve para hablar de la libertad del hombre, que es siempre una libertad “en concreto”. No existe “el ser humano” en general y tampoco “la libertad” en general: existen personas concretas con una libertad igual de concreta, es decir, espacio-temporalmente situada en cada circunstancia. Si no partimos de esto, no partimos de la realidad y cualquier discusión sobre la libertad o sobre cualquier otra cosa es estéril. Lo siguiente es cobrar conciencia de que siempre tenemos distintas “opciones concretas”; no sólo de acción –y de inacción-, sino también de las razones o motivaciones por las que hacemos o dejamos de hacer las cosas. Viktor Frankl explicó magistralmente en El hombre en busca de sentido cómo hasta un judío en un campo de concentración puede mantenerse interiormente libre. Mi amigo Ángel Sánchez-Palencia utiliza con sus alumnos un ejemplo mucho más cercano: enseña que todo nuestro tiempo es libre. “¡Pero venir a clase es obligatorio!”, le dicen sus alumnos. “No, tú puedes perfectamente no venir a clase y asumir las consecuencias”, responde. Llegamos así al tercer punto importante en esto de la “libertad en concreto” y es que ejercerla trae consigo “consecuencias concretas”. Ser realmente libre es difícil, porque significa no sólo elegir algo, sino también aceptar sus consecuencias. Por eso los clásicos decían que no basta tener opciones para ser libre, sino que la libertad consiste en escoger la mejor opción posible, la que nos hace mejores, más nosotros mismos, más plenos. Pero, así dicho, esa idea de libertad suena todavía un poquito abstracta. “En concreto”, somos más libres cuanto más capaces somos de expresarnos a nosotros mismos en nuestra conducta. Dicho en plata: cuando nos reconocemos plenamente en lo que hacemos, somos libres.