BANCA
La morosidad se sitúa en niveles de hace 18 años
Por Alberto Bote
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Economía20-03-2012
La morosidad del crédito concedido por las entidades financieras repuntó hasta el 7,91% en enero, casi medio punto más que en el pasado mes de diciembre, y el nivel más alto desde noviembre de 1994. Según los datos facilitados por el del Banco de España, en el pasado mes el volumen de préstamos dudosos se elevó en 4.189 millones, situándose en un total de 140.027 millones.
Este martes se ha conocido que la tasa de morosidad en España ha vuelto a subir por séptimo mes consecutivo y se sitúa en récords históricos en toda la democracia. Desde el pasado mes de junio la economía española no ve como el índice de morosos disminuye y se sitúa en este mes de enero en un total de 140.027 millones de euros. El índice de morosidad del sector financiero nacional aumentó casi medio punto con respecto al mes anterior cuando se situaba en el 7,61 por ciento .Por su parte, la cartera económica de bancos, cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito se redujo un mes más, hasta 1,769 billones de euros, desde los 1,782 billones de diciembre. Por otro lado, los datos provisionales proporcionados por el Banco de España también indican que los establecimientos financieros de crédito (EFC), aquellos que ofrecen fundamentalmente préstamos para el consumo de bienes no necesarios como viajes, coches o televisores, no se movió del 8,39 por ciento en enero, igual que el mes anterior. Un claro ejemplo de la concienciación social de la gravedad de la crisis. Echando la vista atrás, desde hace prácticamente un año, la mora de estos establecimientos se redujo en algo más de un punto porcentual, ya que en enero del año pasado se situó en el 9,63 por ciento. Con esta nueva subida del índice de morosidad, la concesión de los créditos por parte de las entidades financieras encargadas de ello cierra un poco más su puerta. Datos negativos para la economía española que se desmorona en algunos aspectos y vuelve a cuotas de principio de los años 90, un claro ejemplo de que algo sigue sin marchar.